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En la ciudad de Mónaco dejó de existir Fernando Botero, el más reconocido pintor y escultor colombiano de la historia, a la edad de 91 años, afectado por una neumonía que era atendida en un hospital del norte de Italia donde residía hace décadas. Botero le siguió a su esposa, Sophía Vari, quien había fallecido hacía cinco meses.
La obra de Botero, en escultura y pintura, se encuentra diseminada en los principales museos del mundo y en colecciones particulares. Sus pinturas han sido subastadas hasta en dos millones de dólares, rodeadas de la fama y admiración del público y los principales críticos. Sus figuras humanas y personajes de grandes proporciones dieron la vuelta al mundo, y sus esculturas han adornado calles y plazas de grandes capitales incluidas Madrid, Paris, Londres y Roma. En el año 1971, se recuerda, parte de la obra de Botero fue sustraída en un robo perpetrado en su residencia de Colombia.
Fernando Botero nacido en Medellín en 1932, fue un autodidacta en todo el sentido de la palabra. El arte debe producir placer, cierta tendencia a un sentimiento positivo, afirmaba en 2019, en una entrevista de prensa: “Yo he pintado cosas dramáticas. Siempre he buscado coherencia, estética, pero he pintado la violencia, la tortura, la pasión de Cristo… Hay un placer distinto en la pintura dramática, la pintura misma. El gozo mayor de la pintura, la belleza, no pone a reñir lo dramático y lo placentero”, afirmaba entonces Botero.
En su abultada trayectoria artística el pintor colombiano tuvo diversas etapas. Sus orígenes fueron humildes y su carrera comenzó siendo ilustrador en un periódico local, El Colombiano, en los años cuarenta. Su estilo inconfundible lo encontró a los 25 años de edad con el boceto de una mandolina que mostraba un sentido de monumentalidad. Posteriormente, en los años noventa, sus esculturas en bronce comenzaban a ser exhibidas en las principales urbes del mundo acrecentando su fama como artista comprometido con una pintura de colores luminosos que nunca abandonó. A su fallecimiento, Botero deja un legado artístico desde su Colombia natal y la región sudamericana, como un testimonio de su visión de la vida ante el mundo.