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Este 8 de octubre se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Ernesto Che Guevara a manos del ejército boliviano. Che Guevara (1928-1967), fue un revolucionario activo hasta el día de su muerte. Compañero de Fidel Castro en la Revolución Cubana, presente en persona o por su ejemplo en los movimientos de liberación en esta América y otras zonas del Tercer Mundo. El Che luchará por la realización de una nueva sociedad y, con ella, por lo que llamará el hombre nuevo, el hombre que haga posible esta sociedad. Una sociedad que tenga su base en la justicia: “En este periodo de construcción del socialismo -dice- podemos ver al hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas». Para este cambio, para la construcción del hombre nuevo, el marxismo ha de ser decisivo, pero el marxismo fuera de lo que el Che llama el “escolasticismo”. El Che Guevara se pronuncia contra el escolasticismo marxista y el mecanismo que se ha querido derivar de él. El hombre nuevo, si ha de serlo, ha de ser ajeno a toda expresión autoritaria. “Ya vendrán -dice el Che- los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo”. Este hombre no ha de surgir mediante artificios, sino ha de ser expresión de los pueblos que, con él, han de ser formados. El hombre nuevo que concibió el Che es una autodefinición de su propia actitud política, el ser desinteresado que ofrendó la vida por sus ideales.
Revolucionario iberoamericano, junto con Fidel Castro, a cuyo movimiento se unió en 1956, fue uno de los principales artífices del triunfo de la revolución cubana (1959). Desempeñó luego cargos de gran relevancia en el nuevo régimen, pero, insatisfecho con la inoperancia de los despachos y fiel a su propósito de extender la revolución a otros países de Latinoamérica, en 1966 retomó su actividad guerrillera en Bolivia, donde sería capturado y ejecutado un año después.
“En una revolución, cuando es verdadera, se triunfa o se muere”
Cuando decide emprender la lucha en tierras bolivianas, en carta de despedida a Fidel Castro, el Che dice: “Carta de despedida del Che a Fidel «Año de la Agricultura» La Habana. 1965. Fidel: Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria. Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos. Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios. Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura. Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Qué si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse. Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas. Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte! Te abraza con todo fervor revolucionario, Che”