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Alejo Carpentier, literato cubano, es una de las figuras más destacadas de las letras hispanoamericanas del siglo XX, por obras como El siglo de las luces. Carpentier nació en Lausana el 26 de diciembre de 1904 y murió en París en abril de 1980. Fue un escritor cubano y francés que influyó notablemente en la literatura latinoamericana durante su período de auge. Es considerado uno de los escritores fundamentales del siglo XX en lengua española, y uno de los artífices de la renovación literaria de nuestra región, en particular a través de un estilo que incorpora varias dimensiones y aspectos de la imaginación para recrear la realidad, elementos que contribuyeron a su formación y uso de “lo real maravilloso”.
Sus datos biográficos comportan ciertas contradicciones por la diversidad de la información disponible. Según Carpentier, nació en La Habana, hijo del matrimonio de un arquitecto francés y una pianista rusa, y se formó en escuelas de Francia, Austria, Bélgica y Rusia. Tras su muerte, sin embargo, se empezó a documentar una muy distinta biografía que situó el nacimiento del autor en Suiza, procedente de una familia humilde que emigró a Cuba instalándose en el pueblo de Alquízar, donde el futuro escritor trabajó como repartidor de leche.
Lo que sí no admite dudas es que Carpentier inició su trayectoria literaria al unísono con la musicología, vocación que lo acompañó toda su vida. Dirigió la revista Carteles, entre 1924 y 1928, además, colaboró en 1927 en la fundación de la Revista de Avance. Al año siguiente fue encarcelado bajo la dictadura de Gerardo Machado y una vez caído el dictador huyó de la isla a la que regresa luego de un exilio en París, que duró diez años. De este período fue su primera obra, Ecué-Yamba-O (1933), novela de temática negra con la que Carpentier inauguró su trayectoria de escritor.
A partir de 1944, reside en Caracas, donde vive por varios años, dedicado al periodismo radiofónico y como columnista en diarios y revistas, mientras realizaba una interesante difusión de la música contemporánea. Luego de una temporada en Haití, regresó a Cuba tras la Revolución liderada por Fidel Castro (1959), en cuyo gobierno ocupó cargos oficiales hasta 1966, cuando fue nombrado embajador en París, donde permaneció hasta sus últimos días.
Su actividad literaria inició en 1933, no obstante, solo en 1944 vió la luz una compilación de cuentos titulada Viaje a la semilla. Escribió también antes de su siguiente novela un ensayo titulado La música en Cuba (1946). En 1949, apareció uno de sus trabajos literarios más emblemáticos: El reino de este mundo, un ejercicio de rigor histórico, como serán en adelante la mayor parte de sus obras, en el que Carpentier narró un episodio del surgimiento de la república negra de Haití. En el prólogo de la novela el autor expuso la tesis que definía “lo real maravilloso”, expresión equivalente a “realismo mágico”. Para Carpentier, el realismo puro es insuficiente para reflejar la riquísima complejidad del continente; por eso la necesidad de integrar lo real con lo fantástico.
Luego escribió El acoso (1956), novela corta de temática política y psicológica, que refleja el círculo de represión y violencia de la Cuba anterior a la Revolución, la década de 1950, aunque no fue una novela documental.
Publica posteriormente Guerra del tiempo (1958), que reúne tres relatos que suponían otras tantas variaciones sobre el tiempo en una ambientación pretérita: Camino de Santiago, una reedición de Viaje a la semilla y Semejante a la noche. Carpentier regresa a la novela histórica con El siglo de las luces (1962), ambientada en Francia y las Antillas en el período de la Revolución Francesa. A esta novela siguió Concierto barroco (1974), obra breve que reconstruye, con detalles y estricto rigor histórico y musicológico, el viaje de un criollo por la Europa dieciochesca, acentuando la funcionalidad de la música en su narrativa, ya que el libro está organizado y estructurado sobre fundamentos musicales. El mismo año publicó El recurso del método, en la que recrea la imagen del tirano ilustrado, en versión latinoamericana.
La consagración de la primavera (1978), sería una novela en la que Carpentier recrea una historia ambientada en tiempos de la Revolución Cubana que había anticipado en forma de relato breve en Los convidados de plata (1973). Finalmente, en El arpa y la sombra (1979), supuso una visión desmitifica a Colón y el descubrimiento de América, a través del relato de una íntima confesión en la que el Almirante, a las puertas de la muerte, decide hacer una especie de inventario de sus hazañas y debilidades.
Otros títulos de Carpentier son Tientos y diferencias (1964), Literatura y conciencia política en América Latina (1969) y Razón de ser (1976), ensayos recogidos en un volumen póstumo publicado en La Habana, bajo el título de Ensayos (1984). En 1977 se le concedió a Carpentier el Premio Cervantes.