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Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir nació en París el 9 de enero de 1908 y falleció el 14 de abril de 1986. Fue conocida como Simone de Beauvoir, filósofa, profesora, escritora y activista feminista, autora de novelas, ensayos, biografías y monografías sobre temas políticos, sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca en la corriente del existencialismo, y su obra El segundo sexo es considerado un clásico ineludible en la historia del feminismo.
De Beauvoir nació en el seno de una familia burguesa con moral cristiana muy estricta. Era hija de Georges Bertrand de Beauvoir, que trabajó un tiempo como abogado y era actor aficionado, y de Françoise Brasseur, una mujer profundamente religiosa. Ella y su hermana pequeña Heléne de Beauvoir, fueron educadas en colegios católicos. Desde su niñez, Simone destacó por sus habilidades intelectuales, que hicieron que acabase cada año primera de su clase. Como adolescente, se revelaría contra la fe familiar declarándose atea y considerando que la religión era una manera de subyugar al ser humano.
Después de la Primera Guerra Mundial, su abuelo materno, Gustave Brasseur, entonces presidente del Banco de la Meuse, sufrió una quiebra en su negocio, lo que precipitó a la familia en el deshonor y la vergüenza. La pequeña Simone padeció la situación y vio cómo las relaciones entre sus padres se deterioraban. Acontecimiento importante en el nacimiento de las ideas políticas feministas de Simone, toda su infancia será marcada por el hecho de haber nacido mujer: su padre no le escondió el hecho de que hubiese deseado un hijo, con el sueño de que hubiese cursado estudios en la prestigiosa Escuela Politécnica de París. Los de Beauvoir veraneaban a menudo en Saint-Cybard, en la propiedad de Meyrignac situada en Correze, el parque fundado alrededor de 1880 por su abuelo, Ernest Bertrand de Beauvoir, que había sido adquirido a principios del siglo XIX por el bisabuelo, Narcisse Bertrand de Beauvoir. Beauvoir narró estos tiempos felices en sus Memorias de una joven formal.
Con solamente quince años ya había decidido su vocación: quería ser escritora. Luego de aprobar el bachillerato en 1925, Beauvoir empezó sus estudios superiores en el Instituto Católico de París, institución religiosa privada a la que solían asistir las muchachas de buena familia. Allí completó su formación matemática, mientras ampliaba su formación literaria en el Instituto Sainte-Marie de Neuilly. Al cabo de su primer año universitario en París, obtiene certificados de matemáticas, literatura y latín. En 1926, se dedicó a estudiar filosofía y obtuvo en junio de 1927 su certificado de filosofía general. Tras estos reconocimientos acabó licenciándose en letras, con especialización en filosofía, en la primavera de 1928, luego de aprobar certificaciones de ética y de psicología. Sus estudios universitarios concluyeron en 1929 con la redacción de una tesina sobre Leibniz.
Simone llega a ser profesora de filosofía en 1929, época en que entabla relaciones con Jean Paul Sartre de quien no se separaría hasta su muerte. Ante la imposibilidad de que ambos pudieran dar clases en la misma institución educativa, Sartre le propuso matrimonio a lo que Simone se negó. En su libro La fuerza de las cosas explica las razones: Tengo que decir que no pensé en aceptar aquella propuesta ni un segundo. El matrimonio multiplica por dos las obligaciones familiares y todas las faenas sociales. Al modificar nuestras relaciones con los demás, habría alterado fatalmente las que existían entre nosotros dos. De igual manera, Beauvoir decidió no tener hijos.
Las editoriales Gallimard y Grasset rechazaron su primera novela, Primaldad de lo espiritual, escrita entre 1935 y 1937, que se publicó en 1979 con el título Cuando predomina lo espiritual. En La Invitada que se publicó en 1943, la escritora elaboraba una reflexión filosófica sobre la lucha entre las consciencias y las posibilidades de la reciprocidad. Fue un éxito editorial inmediato que la llevó a ser suspendida en junio de 1943 de la Educación Nacional, tras la presentación de una denuncia por incitación a la perversión de personas menores, en diciembre de 1941, por la madre de Nathalie Sorokine, una de sus alumnas. Se reintegra como profesora tras la Liberación de París y durante la Ocupación trabaja para la radio francesa Radio Vichy, donde organizó programas musicales.
Con Sartre, Raymond Aron, Michel Leiris, Meleau-Ponty y otros intelectuales franceses de izquierda, fundó la revista Les Temps Modernes que difundió la corriente existencialista a través de la literatura contemporánea. De forma paralela, continúa sus producciones personales con publicación de varios ensayos y novelas donde habla de su compromiso con el comunismo, el ateísmo y el existencialismo. Su consagración literaria tuvo lugar el año 1949 con la publicación de El segundo sexo, del que se vendieron más de veintidós mil ejemplares en la primera semana, un libro que causó escándalo y fue objeto de animados debates literarios y filosóficos. El segundo sexo se tradujo a varios idiomas; en los Estados Unidos se vendió un millón de ejemplares y se convirtió en el marco teórico esencial para las reflexiones de las fundadoras del movimiento de liberación de la mujer.
Beauvoir se convirtió en precursora del movimiento feminista al describir a una sociedad en la que se relega a la mujer a una situación de inferioridad. Su análisis de la condición femenina, en ruptura con las creencias existencialistas, se apoya en los mitos, las civilizaciones, las religiones, la anatomía y las tradiciones. Este análisis desató un escándalo, en particular el capítulo dedicado a la maternidad y al aborto, entonces equiparado al homicidio. La autora describía el matrimonio como una institución burguesa repugnante, similar a la prostitución, en la que la mujer depende económicamente de su marido y no tiene posibilidad de independizarse.
Su obra Los mandarines, publicada en 1954, marcó el reconocimiento de su talento literario por la comunidad intelectual: se le otorgó por esta novela el prestigioso Premio Goncourt. De Beauvoir era por aquel entonces una de las escritoras con más lectores a nivel mundial. A partir de 1958, emprendió la escritura de su autobiografía, en la que describe el mundo burgués en el que creció, sus prejuicios, sus tradiciones degradantes y los esfuerzos que llevó a cabo para deshacerse de ellos pese a su condición de mujer. También relata su relación con Sartre y pese a todo y a la fuerza del lazo pasional que aún los unía, ya no eran una pareja en el sentido sexual, aunque Beauvoir se lo hiciese creer a sus lectores.
En 1964 publicó Una muerte muy dulce, que relata la muerte de su madre. Sartre consideró siempre que este fue el mejor escrito Beauvoir. La eutanasia o el luto forman el núcleo de este relato cargado de emoción. A lo largo de su luto, a la escritora la acompaña una muchacha que conoció entonces, Sylvie Le Bon, estudiante de Filosofía. La relación que unió a las dos mujeres era ambigua: madre-hija, de amistad o de amor. En su cuarto escrito autobiográfico, Final de cuentas, Beauvoir declaraba que compartió con Sylvie el mismo tipo de relación que la unió, cincuenta años antes, a su mejor amiga Zaza. Le Bon fue adoptada oficialmente como hija por la escritora, quien la nombró heredera de su obra literaria y de sus bienes.
Tras la muerte de Sartre en 1980 publicó en 1981 La ceremonia del adiós, donde relató los diez últimos años de vida de su compañero sentimental, aunque los detalles íntimos de la vida del filósofo fueron mal recibidos por muchos de sus seguidores. Al publicar estas conversaciones íntimas, Beauvoir concluye La Ceremonia del adiós con la frase: «Su muerte nos separa. Mi muerte no nos reunirá. Así es; ya es demasiado bello que nuestras vidas hayan podido juntarse durante tanto tiempo».
El encuentro con Sartre supone para Beauvoir el comienzo de una vida de permanente diálogo intelectual con un interlocutor privilegiado de un nivel que ella definía como mayor al suyo, al menos al inicio de la relación que perduró hasta la muerte de Sartre. Sin embargo, nunca se casaron ni vivieron bajo el mismo techo. Mantuvieron una relación abierta, sintiéndose felices con el lazo que habían creado. Este esquema relacional novedoso se cimentaba en el rechazo profundo y visceral del modo de vida burgués.
Las tesis existencialistas, según las cuales cada uno es responsable de sí mismo, se introducen también en una serie de obras autobiográficas, cuatro en total, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia, también conocida como Memorias de una joven formal (1958) y Final de cuentas (1972). Sus obras ofrecen una visión reveladora de su vida y su tiempo. Entre sus ensayos destaca La vejez (1970), centrada en la situación de la ancianidad en el imaginario occidental y en donde criticó su marginación y ocultamiento, y La ceremonia del adiós (1981), polémica obra que evoca la figura de su compañero de vida, J. P. Sartre.
Además de sus aportes al feminismo, cabe destacar sus reflexiones sobre la creación literaria, sobre el desarrollo de la izquierda antes y después de la Segunda Guerra Mundial, sobre el dolor y la percepción del yo, sobre los linderos del psicoanálisis y sobre las premisas profundas del existencialismo. Simone de Beauvoir no se autoproclamó feminista hasta años después de haber escrito El segundo sexo. Más tarde, en 1963, Simone de Beauvoir definió el feminismo como una manera de vivir individualmente y una manera de luchar colectivamente.
El ser humano, considera Beauvoir, no es una «esencia» fija sino una «existencia»: «proyecto», «trascendencia», «autonomía», «libertad» que no puede escamotearse a un individuo por el hecho de pertenecer al «segundo sexo». Beauvoir expresó en los términos de la filosofía existencialista todo un ciclo de reivindicaciones de igualdad de las mujeres que comienza con la Ilustración y lleva a la obtención del voto y al acceso a la enseñanza superior en primer tercio del siglo XX.
Entre sus obras destacan las novelas La invitada (1943), La sangre de los otros (1945), Todos los hombres son mortales (1946) Los mandarines (1954. En relatos La mujer rota (1967); los ensayos Para qué la acción (1944), Para una moral de la ambigüedad (1947) El segundo sexo (1949), algunas memorias y diarios como Norteamérica al desnudo (1947), Memorias de una joven formal y una obra de teatro, Las bocas inútiles