MOLIèRE UN COMEDIANTE GENIAL

Jean Baptiste Poquelin, conocido como Molière, fue un escritor francés, uno de los más grandes
comediógrafos de la literatura occidental. Creador de arquetipos que poblaron sus famosas obras como El enfermo imaginario, El avaro, o El Médico a palos. Sus trabajos incluyen comedias, farsas, tragicomedias y comedie ballets. Considerado el padre de la comedia francesa, perteneciente al gran Siglo Francés, maestro del Clasicismo imperante en la Francia del siglo XVII, sus trabajos se interpretan con más frecuencia que los de cualquier otro dramaturgo actual.
Molière nació el 15 de enero de 1622 en París, hijo de Marie Cressé y Jean Poquelin, un tapicero.
En 1643 formó parte de la compañía de los Béjart, familia de actores profesionales; en 1662 se casó con una joven de la familia, Armande Béjart. Fue padre de Marie Madeleine Poquelin, Pierre Poquelin y Louis Poquelin. La compañía actuó en París hasta 1645 e inició un recorrido por Francia durante trece años.
Molière fue famoso en su época por el revuelo que despertaron sus sátiras acerca de la corrupción de la sociedad francesa. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue motejado como el «demonio en sangre humana», por la iglesia católica; el estado francés le cerró sus puertas y destruyó sus posters. Finalmente, en el año 1669, el Rey Luis XIV le permitió presentar sus obras en público.
Tartufo es la tradicional obra de Molière, sátira que fue acusada de impía que satiriza la hipocresía en la religión. Esta versión fue prohibida por la iglesia católica y Molière escribió dos versiones más de la obra; en 1669 Molière escribió y produjo la tercera versión de Tartufo, que es la versión que hoy se conoce.
Durante estos años escribió siete de sus grandes obras, incluido Don Juan, en 1666, considerada por muchos su pieza maestra; El Misántropo, en 1666, El Avaro, en 1668; y Gentilhombre Burgués, en 1670. Otra obra suya trascendental es El enfermo imaginario (1673) en torno a un hipocondríaco. Irónicamente, pocos días después del estreno, en plena representación, Molière se sintió indispuesto y falleció al cabo de unas horas, el 17 de febrero de 1673 en París. Su epitafio escrito por él mismo dice así: «Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien».

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