LEGADO DE ERNESTO CARDENAL

Ernesto Cardenal Martínez nació en Granada, Nicaragua, el 20 de enero de 1925 y murió en marzo de 2020. Conocido mundialmente como poeta, teólogo, escritor y traductor revolucionario nicaragüense.

Su obra poética es conocida por varios premios internacionales. Cardenal fue uno de los más destacados defensores de la Teología de la Liberación en América Latina y ministro de Cultura del Gobierno surgido de la Revolución Sandinista, tras su triunfo el 19 de julio de 1979, hasta 1987.

Cardenal cursó estudios de primaria y secundaria en Managua. En 1942 se trasladó a México D. F., donde ingresó en la Universidad Autónoma de México, en la que estudió hasta 1946.  En 1947, continuó sus estudios en Nueva York hasta 1949, cuando emprendió un viaje por Europa que duraría dos años, visitando España Suiza e Italia.  

En julio de 1950 volvió a Nicaragua, donde participó en la Revolución de abril de 1954 contra Anastasio Somoza García. El golpe de Estado falló y terminó con la muerte de muchos de sus compañeros y amigos. Después de una profunda experiencia mística que tuvo el 2 de junio de 1956, en mayo de 1957, Ernesto Cardenal entró en la abadía trapense de Getsemaní, donde conoció al monje y escritor estadounidense Thomas Merton, que era maestro de novicios. En 1959, abandonó el monasterio para estudiar teología en Cuernavaca (México). Se ordenó sacerdote en Managua, en 1965, y luego fundó una comunidad cristiana, casi monástica, en una de las islas del archipiélago de Solentiname, el Gran Lago de Nicaragua. Ahí escribió el famoso libro El evangelio de Solentiname y fundó una comunidad de pescadores y artistas primitivistas que se hizo mundialmente famosa.   

En 1971, viajó a Chile, donde se reunió con el presidente Salvador Allende. Según contó Cardenal, su visita al país sudamericano se dio el mismo día en que llegó la noticia del Premio Nobel de Literatura a Pablo Neruda, poeta chileno de quien el nicaragüense reconoció una gran influencia en su obra y de la cual le costó “librarse”.

Partidario de una “revolución desprovista de venganza”, Cardenal colaboró estrechamente con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en la lucha contra el régimen de Somoza. Tras el triunfo de la Revolución sandinista el 19 de julio de 1979, fue nombrado ministro de Cultura, cargo que ostentó hasta 1987, año en el que el ministerio se cerró por razones económicas, derivadas del hostigamiento armado impulsado y apoyado por Estados Unidos. En 1980, recibió el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán.

El 4 de marzo de 1983, el papa Juan Pablo II visitó Nicaragua y en la recepción ofrecida por el Gobierno nicaragüense, Ernesto Cardenal lo recibió arrodillado. Wojtyła, con gesto duro y el dedo índice señalándole, lo reprendió públicamente por formar parte de un Gobierno socialista. La imagen dio la vuelta al mundo y se convirtió en el icono de la lucha de Juan Pablo II contra las ideas de izquierda. El papa recriminó a Cardenal que propagara doctrinas apóstatas y que formara parte del Gobierno sandinista.

En 1989, Cardenal fundó la Casa de los tres mundos, en su Granada natal, fundación cultural de la que era presidente honorario. En mayo de 2005 fue nominado al Premio Nobel de Literatura, que no recibió. Dos meses más tarde, participó en la inauguración de Telesur, junto a personalidades como Eduardo Galeano.​ Ese mismo año, recibió, como presidente de la Asociación para el desarrollo de Solentiname, el Reconocimiento Internacional Foca Mediterránea, “en reconocimiento a su trayectoria personal, su compromiso personal en los conflictos de su país, Nicaragua, su extensa obra literaria y especialmente su dedicación al archipiélago de Solentiname con lo que nos ha mostrado ser una persona comprometida con su tierra y con su gente”. El 27 de julio de 2009, recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda de manos de la presidenta de Chile, Michel Bachelet. En abril de 2010, fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua​ y dos años más tarde fue distinguido con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (XXI edición). Ingresó en el hospital managüense el 4 de febrero debido a fallos renales y cardíacos, donde recibió el alta. Falleció en Managua un mes después, el 1 de marzo de 2020, a los noventa y cinco años.

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