- Clickultura
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No debí hacerlo. Pero ahí estaba yo, mirándolo. Creándolo. Hubiera hecho cualquier cosa si me lo
hubiera pedido. Lo miro, lo siento y lo desconozco. Siempre me he preguntado por qué. La respuesta a
lo largo de mi vida se va quedando inconclusa. Se vuelve infinita. Dejo la máquina de escribir a un lado,
me levanto y acomodo su cara que parece dormida. No puedo evitar a ratos tocarlo y sentir si respira; es
el mismo temor que sienten las madres cuando sus bebés duermen. Ahora ni soy madre, ni nada. Miro
hacia el horizonte, se ve finito, no infinito como muchos dicen. Todo se alcanza en algún momento.
Continúo escribiendo.