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José Rodó falleció el 1 de mayo de 1917, fue un ensayista, crítico y filósofo uruguayo, creador del arielismo, corriente ideológica basada en un aprecio de la tradición grecolatina, sus obras expresaron el malestar hispanoamericano con un estilo refinado y poético, típico del modernismo.
Miembro de una familia bien posicionada económicamente, Rodó aprendió a leer a los cuatro años, con la ayuda de su hermana, y desde entonces fue un apasionado lector. Comenzó a trabajar a los 14 años, tras la muerte de su padre, en tareas de ayudante en un estudio de escribanos. Desarrolló su faceta periodística y a partir de 1895 se fueron publicando poemas y artículos suyos en periódicos, así como algunos artículos de crítica literaria en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897), que fundó junto con otros intelectuales uruguayos. En 1896, en el mismo órgano, publicó dos ensayos, El que vendrá y La novela nueva, que volvería a publicar junto con otro artículo en 1897 bajo el título La vida nueva. En estos ensayos Rodó se propuso analizar algunos de los aspectos que contribuían al sentimiento de malestar de su época. Ofrecía una alternativa espiritual con la esperada llegada de un redentor que podía, según él, establecer una nueva vida basada en el amor, la armonía y la paz.
No llegó a concluir sus estudios universitarios, aunque en 1898, gracias a su fama de escritor y pensador, fue nombrado profesor de Literatura en la Universidad de Montevideo. En 1900 publicó su obra maestra, Ariel, origen de una corriente llamada arielismo.
Entre 1904 y 1907 escribió Motivos de Proteo, una serie de artículos didácticos de tono optimista e idealismo moderado. Uno de los temas fundamentales es la regeneración que implica que cada individuo tiene que aspirar a la perfección y a ideales desinteresados desarrollando en el proceso un balance armónico. Sus consejos morales y éticos se expresan en muchos casos por medio de parábolas. La difusión cultural la abordó como una actividad empresarial a través de iniciativas como «El Uruguay en su centenario» como «La campaña del Uruguay». Esto en realidad fue una característica marcada en él ya que desde niño intentaría incurrir en el periodismo, donde también trabajaría como colaborador y editor de la antología literaria y la enciclopedia infantil. Su enfoque contrario a lo que se suele interpretar como algo netamente aristocrático, estaba más bien dirigida a las masas, influenciado por su experiencia periodística o en los trabajos de la enciclopedia infantil, o por su puesto en su ensayo famoso dirigido a la juventud, Ariel.
La obra de Rodó se enmarca dentro de lo que se conoció como modernismo literario. Este género, relacionado frecuentemente con la poesía, fue desarrollado por Rodó en la prosa, pocos años después de la publicación de los primeros poemarios de Rubén Darío. Este movimiento que inició en 1890 y duraría hasta la segunda década del siguiente siglo, se desarrolló en un contexto en el que se debatía entre teología y ciencia, Iglesia y mundo.
En el estudio sobre Rodó por Juana Sánchez-Gey, define el modernismo filosófico como la convicción espiritualista que rechaza el positivismo como reducción de los datos a lo que sólo puede experimentarse con los sentidos. Esto explica la glorificación de la belleza en el modernismo filosófico no como un preciosismo estéril, sino que apunta a la unidad de estética y ética. En este sentido, Rodó aborda la identidad americana desde presupuestos éticos y espirituales. Esto le permite defender la democracia y al mismo tiempo oponerse a la tiranía del número. Hacer un ensayo de interpretación de la poesía de Darío y al mismo tiempo estudiar la obra romántica de Montalvo o la gesta libertadora de Bolívar.