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Al cabo de 45 y más años de trayectoria la agrupación musical ecuatoriana, Pueblo Nuevo, muestra, entre otras, una incontrastable virtud: hacernos creer en la utopía de un pueblo nuevo, de un nuevo país, en su propuesta musical que habla y canta el sueño de un cambio y justicia social para Ecuador.
Así quedó en evidencia durante su recital Concierto 2024 que tuvo lugar en el Teatro San Gabriel este fin de semana en la ciudad de Quito. Un afiatado conjunto hizo gala de su talento musical y técnico durante una presentación que evocó su repertorio ya clásico, incluidos temas que hiciera conocidos Julio Jaramillo y canciones de cantautores y poetas latinoamericanos como Pablo Neruda, Víctor Jara, Inti Illimani, Quilapayún, Chabuca Granda, Isabel Parra, Víctor Heredia, León Gieco, entre otros nombres del pentagrama musical y político de la región.
La puesta en escena tuvo como telón de fondo diversos saludos audiovisuales de representantes del canto latinoamericano. Una reseña del grupo, bien quedó expresada en el mensaje de Inti Illimani de Chile: En la increíble ciudad de Quito nació el grupo Pueblo Nuevo y nació en medio de una renovación de todos los que conocíamos por la música y por los sueños latinoamericanos de la esperanza de hacer de América Latina este gran país que va a llegar, porque nos unen demasiadas cosas. Pueblo Nuevo ha sido el estandarte de Ecuador, no solo por su calidad musical sino también por el compromiso con su pueblo que lucha por sus derechos…
Edificante mensaje, promisorio canto porque si se calla el cantor calla la vida, en tiempos de contenidos anodinos y alienantes, del letargo popular y de la carencia de liderazgos conductores hacia una nueva vida del país. Pueblo Nuevo se ratifica en la tentativa de mostrar el camino, señalar la senda de la lucha transformadora de su pueblo, siendo parte viva y activa de la historia política de Ecuador. Y en ese camino de unidad no están ni estamos solos. Como ben dijo el representante de Illapu: Nuestra América Latina necesita de nuestra compañía, necesita de las canciones que pueden alumbrar el camino de nuestros pueblos…
Fue noche de reminiscencias y convocatoria de aquellos seres queridos que ya no están, los que se van y sentencian con su ausencia la soledad de la vida y del amor, que es un camino que se recorre hasta el fin: Conozco caminantes que no debieron partir / Une tu vida a la mía como la tierra al arado / que si te duelen los surcos la semilla ha brotado…
Una semilla que germina y brota de las entrañas del pueblo ecuatoriano donde tuvo lugar la gestación de un puñado de artistas comprometidos. Como versa una de sus interpretaciones de esa noche: Todavía cantamos / todavía reimos / todavía soñamos, todavía esperamos / Por un día distinto / Sin apremios ni ayuno / Sin temor y sin llanto…
El clamor de un nuevo país, construido con los mejores hijos de un pueblo nuevo.
La utopía que vigila el sueño de todo un continente.