Julio Cortázar y los vampiros

El autor de obras maestras como Rayuela (1963) que trabajó como traductor para la UNESCO en París, ha sido considerado a lo largo de la historia como un adelantado a su tiempo, contribuyendo al nacimiento de una nueva etapa en la literatura hispánica.

Siendo gran seguidor de autores franceses surrealistas y de Jorge Luis Borges, Cortázar se declaró fanático del surrealismo y comenzó a traducir obras de Edgar Allan Poe, entre muchos otros, que influirán en su obra. Siendo admirador de este género, se podría pensar que su pasión por estas criaturas de la noche se origina aquí. Sin embargo, su alergia al ajo podría ser la explicación, aunque muchos afirman que esta alergia fue causada por su predilección por los vampiros. Al día de hoy no se sabe con certeza. Lo que sí se puede asegurar es que el escritor era un protector declarado de estos seres fantásticos, y como prueba sus cuentos de terror entre los que encontramos títulos como “El hijo del vampiro” donde trata temas como el amor y la muerte.

Él mismo habló de ello y fue recogido en el álbum autobiográfico Julio Cortázar, de la A a la Z:

“Si el hombre lobo no rondó demasiado mi cama de niño, en cambio los vampiros tomaron temprana posesión de ella. Cuando mis amigos se divierten acusándome de vampiro, porque el ajo me provoca náuseas y jaquecas. Alergia dice mi médico, que es un hombre serio. Yo pienso que, al fin y al cabo, las picaduras de los mosquitos y las dos finas marcas del vampiro no son tan diferentes en el cuello de un niño, y en una de esas, vaya usted a saber. Por lo demás, las mordeduras literarias fueron tempranas e indelebles, más aún con ciertas criaturas de Edgar Allan Poe conocidas imprudentemente en un descuido de mi madre cuando yo tenía apenas nueve años. Los vampiros, me introdujeron en un horror del que jamás me libraré del todo”.

Tomado de Revista Café Latino. https://elcafelatino.org/es/escritores-latinoamericanos-curiosidades/

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