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Por Marcelo Larrea
La destacada actriz ecuatoriana propone un inspirador programa de formación teatral para jóvenes y adultos en riesgo.
“El papel de la cultura es prioritario para el desarrollo general de una nación y, sobre todo, para el desarrollo local, puesto que erige a la cultura como su eje principal”.
“Es el arte -mediante sus diversas expresiones- el que lleva a la gente a identificarse con su cultura y de esa manera a crear una identidad nacional, un sentido de pertenencia”.
“Un ciudadano que recibe valiosa información por vía cultural refuerza su calidad de vida, porque esta última no es únicamente producto del bienestar material”.
La actriz y directora de teatro Roxana Iturralde, plantea desde el arte escénico una inspiradora propuesta para la reconstrucción del tejido humano social que apunta a la deconstrucción de los imaginarios que fomentan la onda expansiva del crimen, a la necesaria y urgente recuperación de los sentidos humanos. Lo hace precisamente cuando la sociedad ecuatoriana se debate en una pesadilla viva de violencia, como una contribución desde el arte a la humanización de una sociedad que sufre su deshumanización día a día.
Ensayamos unas preguntas para descubrir el rostro de la actriz, sin duda una de las figuras destacadas del teatro ecuatoriano contemporáneo.
Nos aproximamos a los orígenes de la actriz: ¿Cómo te iniciaste en el teatro?
Estudiaba arquitectura, cursaba el primer semestre de cuarto año. No estaba convencida de lo que realmente quería hacer con mi vida. Hasta que un día en el Aula Magna de la Universidad Católica de Guayaquil presencié el montaje de una obra de teatro de Darío Fo (Premio Nobel de Literatura 1997), “El nacimiento del Juglar” del “Misterio Bufo”.
Me impactó mucho esa puesta en escena tan sencilla, con un actor de origen afro que tenía por vestuario telas recortadas y cosidas arbitrariamente y la mitad de su rostro pintado de blanco. No había visto jamás una obra de teatro de esa índole. El actor tenía una energía muy especial, trabajaba de manera muy orgánica con su cuerpo y su voz.
El grupo que presentaba la obra era “El juglar”, fundado en Guayaquil en el 77 por el director argentino Ernesto Suárez, quien comentó al público que se abriría un taller de teatro en la Universidad Católica. En esa época participaba en el coro de la Católica y formaba parte de un grupo de música de estudiantes de la Facultad de Arquitectura. Hicimos unas presentaciones en un bar y Ernesto estaba en el público. Al terminar se me acercó y me dijo que tenía una presencia muy especial en el escenario y que me invitaba a participar en el taller que estaba por abrirse. Me inscribí y asistí con cierto temor para ver de qué se trataba. Ernesto era un director con un sentido del humor muy argentino. Nos divertimos muchísimo y decidí quedarme en el taller.
Pasaron semanas y se volvió imprescindible mi asistencia al taller. Poco a poco, Ernesto me iba pidiendo colaboración en varias áreas del teatro. Me pidió que asista a las funciones, a los ensayos y en el momento menos esperado, ya estaba en la sala de El Juglar las 24 horas del día.
Me atrajo el discurso del teatro popular de los 80 que planteaba temas sociales muy fuertes. Entré en una dinámica de mucha disciplina, estudio e investigación que jamás había vivido y que reflejaba la corriente imperante en América Latina acerca de la creación colectiva, cuyo máximo representante era el maestro Santiago García actor y director del grupo de Teatro La Candelaria, que en ese momento se convirtió en un gran referente para mí y que años más tarde fue mi maestro, mentor y gran amigo, algo que nunca imaginé, al punto que cada vez que viajaba a Bogotá me iba a recoger al aeropuerto, me recibía en su casa y compartía ensayos y funciones con su grupo ubicado en el Barrio La Candelaria de esa ciudad.
El teatro se convirtió para mí en una forma de vida mágica, poética, pero también muy complicada, pues sufrí los estragos de venir de la clase media y de sentir que no era aceptada por algunos compañeros que formaban parte del grupo.
¿Por qué el teatro se transformó en la pasión de tu vida?
El teatro significó un cambio rotundo en mi vida, pues mi familia, en particular mi padre no aceptaba que hubiera abandonado la carrera por el teatro. Me ví obligada a dejar mi casa y mi familia, lo cual me produjo una tristeza enorme pues sabía de la angustia de mi madre, pero a la vez, me lanzó de una manera abrupta a la vida, sin saber qué iba a ser de mí. No lo pensé detenidamente, simplemente decidí aventurarme a conocer un mundo muy diferente.
El teatro me abrió una visión tan diferente de la vida con la que me conecté profundamente. Por primera vez sentí que pertenecía a algo y que mi vida cobraba un sentido que antes no tenía. Los ensayos y estudios que hacíamos eran potentes, a pesar del pánico que sentía de subirme al escenario. Poquito a poco fui descubriendo e indagando en una cantidad de sensaciones y emociones que antes no tenían una explicación clara. Me entregué a hacer todo tipo de tareas, atender la taquilla, limpiar el escenario, los camerinos, lavar el vestuario, conseguir auspicios, viajar por tierra a Colombia y Perú, compartir con personas que tenían un espíritu festivo interminable con los que aprendí infinidad de cosas que desconocía. Agradezco a la vida haberme iniciado en El Juglar, agradezco a Rossevelt Valencia, a Enrique Ponce, a Oswaldo Segura, a Taty Interllige, a la China Carmen, a Henry Layana, a Mauro Guerrero, a Alfredo, Henry, Azucena, Augusto, a César, en fin a todos los compañeros con los que me lancé al vacío del mundo del teatro.
Roxana ha caminado por los senderos del cine y la tv, al respecto dice:
Cada paso y cada huella en el teatro, la TV y el cine han aportado significativamente en mi proceso de formación, sobre todo para reconocer el camino a seguir y para evitar aquel en el que no me reconozco. Definitivamente mi reducto de vida es el teatro y desde allí siento que tengo algo para contar y una voz que muchas veces no tiene sonido exterior sino un sonido interior que es el que me mueve a seguir -a pesar de las precariedades en las que estamos inmersos-, con mucha más intensidad desde que la pandemia arrasó con procesos que se estaban abriendo.
La Tigra, el Ángel de piedra, Zámbiza y otras producciones definitivamente me abrieron contacto con artistas y un público que desconocía por completo y que fue el gran impulso para ahuyentar las debilidades y atesorar las fortalezas.
Además, ha sido promotora de festivales de teatro
Dirigir, organizar y convocar a los artistas que han hecho historia en el mundo del teatro contemporáneo fue una experiencia a la vez maravillosa pero también aterradora. Entré por decisión propia en una dinámica muy loca de trabajo que me quitó fuerzas para la creación. La producción es un terreno que me atrae porque es compatible con mi manera de ser a veces obsesiva, en la que fui descubriendo poco a poco lo peligroso que es entrar en terrenos tan movedizos. Finalmente decidí no volver a trabajar en ese territorio para evitar que mi vida personal y económica se vea profundamente afectada.
Sin embargo, la posibilidad de haber convocado a Ecuador por primera vez a grupos y personajes del mundo teatral de esta época, como Bouffes du Nord (Peter Brook), Odin Teatret (Eugenio Barba), Teatro Buendía, La Candelaria, Santiago García, Flora Lauten y Raquel Carrió, Josef Nadj, Pippo del Bono, Tadashi Endo, César Brie, Denisse Stoklos, Marta Carrasco, Andrés Pérez y muchos más y, de haber sido partícipe de la reacción no solo mía, de mis compañeros teatristas, del público deseoso de ver buen teatro, es algo que se quedará grabado en mi memoria de manera entrañable.
Ella dice que no, pero, le encanta hablar, felizmente. Nos cuenta como siente el cine desde la experiencia de una actriz que vive cada imagen, cada secuencia…
El cine es algo mágico que potencia la sensibilidad y la comprensión del mundo de una manera muy particular, pues la fuerza de sus imágenes captadas por el lente de la cámara crea sensaciones que por lo menos a mí, me conmueven hasta el punto en que muchas veces no he podido terminar de ver un film por la provocación enorme en la que mis emociones afloran sin límites.
Me ha sucedido eso con “Muerte en Venecia” de Visconti. La angustia y desesperación de su protagonista era tan fuerte que he tenido que ver varias veces la película para poder verla hasta el final. Hace poco ví “La casa de los espíritus” con un reparto de lujo. Fue muy fuerte verla porque me dio tristeza y nostalgia a la vez de una época que fue muy importante para mí y que es el resultado de lo que ahora soy como ser humano. Hay muchas películas que no he olvidado por tocar temas profundamente humanos como “Film de amor y anarquía” dirigida por Lina Wertmüller, con Giancarlo Giannini y Mariangela Melato. O las películas de Fellini “E la nave va”, inolvidable. Cinema Paradiso, El tambor de hojalata del alemán Schlöndorff. Directores como Wim Wenders y más.
¿Por qué consideras al teatro como un medio para reconstruir el tejido social afectado por las condiciones de precariedad, como un medio de recuperación de jóvenes y adultos, una disyuntiva frente a las condiciones adversas de vida que condenan a ser presa fácil de la droga, el sicariato, la violencia ?
El teatro indaga en lo más profundo de la condición humana. Es una herramienta poderosa para entrar en procesos creativos únicos e irrepetibles. A las personas que viven estos procesos de práctica de ejercicios lúdicos mentales y corporales, les resulta imposible salir a la vida diaria sin que su siquis y su humanidad estén removidas y sensibilizadas, sin que sus emociones y energías se vuelvan transgresoras y sin que su realidad sea un ejercicio permanente de búsqueda de su ser expresivo.
Esto solo se concibe a largo plazo, con entrenamientos a través del teatro y la danza. Es indescifrable lo que se puede lograr, siempre y cuando haya continuidad en los procesos. Cuando se trabaja con personas que no han tenido contacto con el teatro, los ejercicios que se practican tienen como objetivo principal que los participantes tomen conciencia de sus cuerpos y de sus posibilidades de expresión y que asuman una conciencia crítica del mundo que les tocó vivir.
Los talleres de teatro permiten la indagación y la búsqueda de un reconocimiento de sí mismos como seres capaces de expresar sus angustias, sus miedos y su enfrentamiento con la vida. Los ejercicios además de ser divertidos los encaminan hacia una dimensión onírica extra cotidiana, en la que descubren ritmos, matices y sonidos que emergen de sus mundos interiores.
Estos contenidos explican por qué el teatro es capaz de movilizar el espíritu de quienes participan en él y reconocer que existen espacios de creación que no tienen que ver con el mundo de violencia en el que se vive cotidianamente, porque el teatro si no camina hacia lo extra cotidiano pierde su sentido poético.
Talleres de capacitación teatral para jóvenes y adultos en situación de riesgo
El papel de la cultura es prioritario para el desarrollo general de una nación y, sobre todo, para el desarrollo local, puesto que erige a la cultura como su eje principal. Es el arte
—mediante sus diversas expresiones— el que lleva a la gente a identificarse con su cultura y de esa manera a crear una identidad nacional, un sentido de pertenencia. Efectivamente, un ciudadano que recibe valiosa información por vía cultural refuerza su calidad de vida, porque esta última no es únicamente producto del bienestar material.
La propuesta tiene el objetivo de generar en un espacio de inclusión, articulación y contacto entre creadores y sectores sociales olvidados; espacios en donde confluirán la capacitación, la creación escénica y la difusión para que la cultura y la creación artística no sean patrimonio de pocos sino de todos y evolucione como un medio de reconstrucción humana del tejido social.
¿A dónde y cómo va la propuesta?
Los talleres buscan incorporar a jóvenes y adultos de sectores urbano/periféricos de Quito a la actividad teatral. Los talleres recogerán experiencias de vida de sus participantes, generando reflexión personal y colectiva que permita formar un conocimiento y valoración de su vida y sus sentidos.
Se implementarán módulos de trabajo de 8 semanas cada uno. Una vez completados 2 módulos, los participantes recibirán un certificado del nivel correspondiente. En un año se cursarán 2 niveles. Cada sesión durará 3 horas y tendrán lugar 2 veces por semana.
Durante el proceso se motivará a los talleristas —fusionados en grupos de 5, de acuerdo con las edades y según la cantidad de inscritos— a la investigación, creación y preparación de montajes cortos de 15 minutos. Al final de cada módulo se estrenarán estos montajes y el proceso culminará durante su difusión.
Actividades
Establecer alianzas con actores sociales que apoyen el proyecto sobre la base de roles definidos: dirigencias barriales, colegios fiscales del sector seleccionado y actores sociales del sector privado. Convocatoria y selección de participantes. Ejecución de los talleres según cronogramas: procesos de trabajo encaminados hacia la sensibilización, integración grupal y desarrollo de la imaginación y capacidades creativas de jóvenes y adultos en situación de riesgo. Objetivo de esta etapa: sensibilizar al público con una propuesta artístico/teatral de inclusión social del sector.
¿Quiénes pueden participar?
El proyecto concebido con el único propósito de atraer a jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad hacia la práctica de actividades artísticas como el teatro, valiéndonos del movimiento, la imagen, la música, la literatura y la pintura, con el fin de sacarlos del entorno de violencia en que actualmente está inmerso nuestro país.
Convoca a jóvenes de 11 años en adelante y adultos en situación de riesgo. La tarea es iniciar con ellos una experiencia que los acerque al teatro, que los lleve a disfrutarlo y amarlo gracias a múltiples juegos lúdicos verbales y corporales. Al final del proceso, podrán montar obras de corta duración (15 minutos) y presentarlas ante las comunidades a las que pertenecen.
El teatro es una herramienta potente que tiene el poder de enseñar a jóvenes y adultos que existen otras posibilidades —absolutamente lúdicas —de invertir el tiempo: procesos creativos y poéticos que los invitan a mirar el mundo de otra manera y que los alejan de la drogodependencia, violencia, y crean a la vez el debate crítico. El recurso artístico teatral se articula perfecta e íntimamente con las acciones ya existentes para prevenir actitudes y conductas de riesgo.
¿Dónde?
En centros comunitarios o centros educativos ubicados en sectores marginales de la ciudad de Quito, cercanos a sus viviendas: Toctiuco, San Patricio, Puengasí, San Vicente, etc.
Tiempo de trabajo
Cuatro (4) módulos con una duración de dos (2) meses cada uno, durante un año. Ocho (8) meses en total, con intervalos de 1 mes entre cada módulo.
Ejercicios por implementarse:
Sensibilización
Desinhibición
Integración grupal
Concentración
Comunicación
Desarrollo de la memoria
Desarrollo de la imaginación y capacidades creativas
Iniciación a la geometría del movimiento corporal
Juegos escénicos corporales y verbales: reflejo, ritmo y movimiento, equilibrio y peso
Utilización de recursos alternativos con el fin de buscar nuevas vías de desarrollo de la creatividad.
ENTIDAD EJECUTORA DEL PROYECTO
La Corporación Teatral Tragaluz promueve desde 1991 el desarrollo del teatro a través de múltiples actividades de investigación, creación, capacitación y difusión del teatro alternativo contemporáneo. Directora artística: Rossana Iturralde. Celular: 0991956594
FINANCIAMIENTO
Este ejercicio de vinculación artística con sectores sociales marginales será totalmente gratuito para sus participantes. El proyecto no cuenta con aporte del sector público. Nuestra propuesta consiste en solicitar contribuciones mínimas a ciudadanos sensibles al arte y la cultura teatral, a quienes denominaremos MECENAS.
Para que cada participante complete un módulo de 2 meses, el aporte anual será de $120,00. A cambio, se mencionará a los MECENAS en redes sociales, plataformas de internet, con sus nombres y apellidos o el logo que consideren pertinente. Los MECENAS recibirán, a lo largo del proceso, fotografías y videos cortos que evidencien las actividades realizadas y el compromiso de los participantes vinculados con los talleres. Se motivará a los talleristas que demuestren mayor interés o talento a incursionar en diferentes áreas del teatro: actuación, asistencia de dirección o producción de teatro, cine o TV, mediante pasantías en futuras producciones que se desarrollen en el medio artístico y estén relacionadas con instituciones de Educación Superior.
Si tiene la voluntad de apoyar este proyecto, puede tomar contacto con la Directora Artística Roxana Iturralde.
Proyecto conceptualizado, producido y dirigido por la actriz guayaquileña, directora y productora de teatro Rossana Iturralde Medina, radicada en Quito, con una trayectoria de casi 40 años ininterrumpidos de trabajo, dentro y fuera del país. Estudios de arquitectura en la Universidad Católica de Guayaquil (Ecuador). Estudios teatrales en el Instituto William Layton, de Madrid (España). Participación en talleres de teatro con directores representativos de América Latina y Europa, como Ernesto Suárez, Andrés Pérez, Santiago García, Toni Cots, Augusto Omulú, Eugenio Barba, Ricardo Bartís, Mirella Carbone, Oscar Rodríguez, Tadashi Endo, Matteo Bonfitto. Actriz, productora y directora de montajes escénicos que han participado en festivales nacionales, latinoamericanos y europeos. Premio ATI a mejor actriz en gira con La edad de la ciruela, New York 2017. Dos nominaciones a mejor actriz protagonista en el Concurso de Video Ficción, ASOCINE Quito. Premio periodistas Mejor Festival Internacional de Teatro FITEQ/G, Quito 2005. Directora de dos de los festivales internacionales de teatro más importantes del país: el FITEQG, Quito/Guayaquil, 1999 a 2010 y el Festival de Artes Vivas, Loja 2015/2016. Ganadora Fondos Concursables MCYP con jurados internacionales para ejecución FITEQ/G. Reconocimientos nacionales e internacionales por dos de sus montajes más difundidos: La edad de la ciruela, del argentino A. Vargas, y Cartas cruzadas, versión libre de la cubana Raquel Carrio.