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Esta semana el escritor japonés Haruki Murakami recibió el Premio Princesa de Asturias de las Letras por la “singularidad de su literatura”, en reconocimiento a su destacada obra literaria.
Murakami recibió este galardón por toda su trayectoria y contribuciones a la literatura global, un premio que se han llevado autores de la talla de Mario Vargas Llosa, Leonard Cohen y Paul Auster, entre otros. El autor japonés especialista en mezclar en sus obras realidad y fantasía cuenta en su bibliografía con best seller globales como Tokio Blues, 1Q84 o Kafka en la orilla, obras bien recibidas por la crítica.
Murakami nació en la ciudad de Kioto, Japón, y estudió en la Universidad Tokiota de Waseda, trabajó en una tienda de discos y montó un bar de jazz en la capital nipona.
Su primera novela, Escucha la canción del viento, la comenzó a escribir a los 29 años y tras ocurrírsele la idea mientras veía un partido de béisbol en Tokio. Fue publicada en 1979 con éxito inmediato en Japón y desde entonces cada uno de sus libros se ha convertido en un acontecimiento cultural en el país asiático.
La música ha sido siempre la mayor pasión del escritor japonés por delante de la literatura y, según ha reconocido él mismo en varias ocasiones, ha influenciado profundamente su prosa, huidiza de las convenciones estructurales.
Sobre su técnica literaria, el autor ha dicho que “más que aprender técnicas de escritura a partir de novelas de otros autores, tiendo a prestar atención al ritmo, las armonías, la improvisación libre y ese tipo de cosas”. Su condición de megalómano está expresada en su obra Baila, baila, baila (2002) y también en Matar al comendador, en la que la ópera Don Giovanni, de Mozartactúa como banda sonora; así como en otros relatos y sus extensas referencias a los Beatles y a los Beach Boys, dos de sus bandas preferidas. Murakamiha publicado más de una treintena de libros entre novelas, colecciones de relatos cortos y ensayos. La más reciente, La ciudad y sus muros inciertos, llegó el pasado abril a las librerías japonesas y se convirtió en su primera novela larga en más de seis años. Murakami ha sido traducido a medio centenar de idiomas y ha recibido anteriormente otros reconocimientos literarios internacionales como el Franz Kafka y el Premio Mundial de Fantasía (ambos en 2006) o el Hans Christian Andersen de Literatura (2016), además de galardones en Japón como el Tanizaki y el Yomiuri.
