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(Por Delmira Agustini)
Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego.../ Pido a tus manos todopoderosas,/ Su cuerpo excelso derramado en fuego/ Sobre mi cuerpo desmayado en rosas!/ La eléctrica corola que hoy desplego / Brinda el nectario de un jardín de Esposas;/ Para sus buitres en mi carne entrego/ Todo un enjambre de palomas rosas!/ Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,/ Mi gran tallo febril... Absintio, mieles,/ Viérteme de sus venas, de su boca.../ ¡Así tendida soy un surco ardiente,/ Donde puede nutrirse la simiente,/ De otra Estirpe, sublimemente loca!/ (De Los cálices vacíos, 1913)
TOMADO DE:
Poesía del libre amor Antología universal.