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A William Faulkner le encantaban los caballos. Le gustaba observarlos, cabalgar, narrarlos. Hay un cuento de 1931, “Caballos manchados”, donde se puede apreciar su devoción. Treinta años después, cuando tenía 64, tuvo un accidente. Calló en plena cabalgata y sufrió una trombosis. A los pocos días, estando internado en el Sanatorio Wright en Byhalia en Mississippi, sufrió un ataque cardíaco y falleció. Fue el 6 de julio de 1962: hoy se cumplen sesenta años.
Cuando dejó el mundo ya era un escritor consagrado. En 1949 obtuvo el Premio Nobel de Literatura por “su poderosa y artísticamente única contribución a la novela estadounidense moderna”. En el breve discurso que dio al recibirlo habló de la inmortalidad del hombre, que se debe a “un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y de perseverancia”. “El deber del poeta y del escritor es escribir sobre estos atributos”, sostuvo frente al auditorio.
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Nacido a las puertas del siglo pasado, en 1897, en la pequeña ciudad de New Albany, Faulkner fue un escritor estadounidense conocido por sus novelas y cuentos ambientados en el ficticio condado de Yoknapatawpha. Fue muy celebrado por el público, también por la crítica —hoy sigue siendo una figura central de las letras en el siglo XX— y obtuvo premios como el Pulitzer de Ficción. A continuación, 6 novelas imprescindibles.
El ruido y la furia
Publicada en 1929, cuarta novela de Faulkner, El ruido y la furia posiblemente sea su libro más conocido. Se trata de una influencia clara del Ulises de James Joyce. Narra la decadencia de un viejo linaje del tradicionalista sur profundo de Estados Unidos: la familia Compson y su sirvienta afrodescendiente de nombre Dilsey. Todo transcurre en el condado ficticio de Yoknapatawpha, que Faulkner ya había usado en su libro anterior, Santuario, pero a partir de esta novela se vuelve una marca.
La Modern Library la consideró como la sexta novela más importante en lengua inglesa del siglo XX. Pero también influenció a escritores de otras lenguas, como el castellano. Gabriel García Márquez y Juan Carlos Onetti han destacado que esta obra ocupa un rol central en sus respectivas formaciones. Algunos críticos aseguran que las innovaciones de Faulkner en El ruido y la furia generaron gran parte de la literatura del boom latinoamericano.
Mientras agonizo
Su siguiente libro fue Mientras agonizo, publicado al año siguiente, en 1930. Según palabras del autor, fue escrita en “seis frenéticas semanas”, mientras trabajaba como bombero y vigilante nocturno en la central eléctrica de la Universidad de Misisipi. Aún no había cumplido 33 años. El libro está narrado mediante la famosa técnica del “flujo de conciencia”: en total, son 15 narradores en 59 capítulos.
Es la historia de la muerte de Addie Bundren, la mujer de un humilde granjero de Misisipi. Su familia busca honrar su deseo de ser enterrada con “su gente” en el pueblo New Hope de Jefferson. La historia está ambientada en Yoknapatawpha. A medida que los personajes van pasando, contando sus puntos de vista, su relación con la fallecida, la historia van tomando forma y se van develando detalles fundamentales.
Santuario
En 1929 Faulkner escribió Santuario. Era su tercera novela. Cuando la presentó a la editorial, se la rechazaron debido a “las excesivas atrocidades” que narraba. Para entonces ya había publicado varios cuentos en revistas y dos novelas: La paga de los soldados (1926) y Mosquitos (1927). Decidió reescribirla porque confiaba que la historia se sostenía, pero sobre todo porque necesitaba el dinero. Finalmente se publicó en 1929. La versión sin cortes, Banderas sobre el polvo, salió en 1973.
Las palmeras salvajes
El título original es Si te olvido, Jerusalén y está tomado de la Biblia, Salmo 137 versículo 5: “Si te olvido, Jerusalén (If I forgot Thee, O Jerusalem)”. Pero la editorial, pese a las objeciones de Faulkner, insistió con ponerle Las palmeras salvajes. Es que la novela cuenta con dos historias: “Las palmeras salvajes” y “El viejo”. Cada una consta de cinco capítulos que se presentan de manera alternativa. Borges fue su traductor al español en 1940.
¡Absalón, Absalón!
Otro libro cuyo título tiene una inspiración religiosa. La cita bíblica está en Samuel 19:4 y se refiere a Absalón, un hijo del rey David que se rebeló contra su padre. Publicada en 1936, la novela narra la historia de la familia Sutpen antes, durante y después de la Guerra de Secesión en Yoknapatawpha. Son cuatro los personajes que narran su punto de vista cada cual a su turno. De esta forma reconstruyen los trágicos acontecimientos que dilapidan el patrimonio familiar.
Es considerada una obra enigmática, ambigua, paradójica y de gran complejidad técnica. Gira alrededor del racismo en Estados Unidos, el amor, la venganza y el honor en el contexto histórico y cultural de la época de la esclavitud, las plantaciones de los grandes terratenientes del Sur y la Guerra de Secesión. Parece deslizarse que lo que jamás se podrá lograr es la verdadera objetividad. Los cuatro narradores no logran un acuerdo testimonial unívoco.
Réquiem para una mujer
Novela dialogada y de estructura teatral, Réquiem para una mujer transcurre en Yoknapatawpha y su protagonista central es Temple Drake, personaje femenino que ya aparecía en Santuario. Otra vez aparece el racismo: su criada de color, Nancy Mannigol, es transcendente en la historia. La novela se publicó en 1950 y seis años después Albert Camus la adaptó al teatro en Francia y José López Rubio en España. A Broadway llegó en 1959.