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Resumen: Eveline es una niña de diecinueve años que reflexiona de su vida en Dublín: su vida con un padre abusivo, su madre y su hermano muerto. Recuerda mucho su infancia y le aterroriza su padre y su trabajo como vendedora. Pero Frank, un marinero que es su amante, tiene el plan de partir con ella a Argentina. Antes que eso debe enviar dos cartas: una para su hermano vivo y otra al padre. El conflicto está en su miedo ante lo desconocido y su estadía dentro del núcleo familiar: una vida monótona en su lugar natal o una vida incierta en un país lejano que no conoce. Una vez en el puerto, se aferra a una verja de hierro y deja ir a Frank.
Curiosidades de la lectura
- «A menudo su padre les echaba del descampando con su bastón de endrino»: El endrino es el árbol de la magia negra en la mitología celta y en el folclor irlandrés se le consideraba de mala suerte. Sus ramas, también, se utilizaron para tejer la corona de espinas de Jesús. Podría hacer simbólico al padre como figura de la tradición.
- Hay cierta connotación sexual en la violencia del padre cuando dice: «A veces se sentía amenazada por el comportamiento violento de su padre. Sabía que era eso lo que le había provocado las palpitaciones».
- «Era mucho trabajo –una vida dura– pero ahora que estaba a punto de dejarla, no le parecía una vida completamente indeseable». Creo que esta frase es una primera pista de Eveline como alguien que se resiste a los cambios, y que un poco, como lectores, nos hace que el final no sea tan extraño.
- Frank la lleva a ver La chica bohemia, que si entendemos lo que es, funciona nuevamente como algo bastante premonitorio: es una ópera ligera que trata sobre las aventuras de una niña noble raptada por gitanos, y que finalmente vuelve a la vida aristocrática. La descripción (muy hermosa) de las casas del descampando ya nos da indicio de que la chica es, al menos, de clase media-alta, aunque trabaje como vendedora. El marinero, por su lado, es ya de por sí, por su labor, un aventurero. Eveline lo sabe cuando dice «sabía historias de países lejanos».
- El padre, en un diálogo dice: «¡Malditos italianos! ¡Venir aquí!», lo que parece muy descontextualizado. No existía en Irlanda mucha inmigración italiana, lo que ha llevado a sugerir que es una alusión a la intromisión de la Iglesia católica en la sociedad de la época.
- La madre moribunda dice algo que ha sido objeto de estudios fascinantes: «¡Derevaun Seraun!». Nadie sabe realmente qué significa, porque no está en un idioma concreto, pero hay algunas hipótesis, desde: «la muerte está muy cerca», hasta «el final del placer es el dolor», «el único final son los gusanos» o «pequeña mía, coge mi mano». Dicen que son un gaélico mal pronunciado. Particularmente, me parece muy lindo el de los gusanos y el del placer.
- A Frank nunca lo pintan como un latinoamericano, menos argentino. Hay, entonces, una clara simbología en el lugar elegido para irse: Buenos Aires, que en español se entiende qué significa, pero en inglés lo deben traducir a «Good Air» para entenderlo (obviamente no se traduce en el libro, pero sí para darle el simbolismo necesario. Es como si significase literalmente un nuevo comienzo.
- Es especialmente interesante la alusión a la beata Margarite Marie Alacoque. Joyce parece vincularla a Eveline. Esta religiosa francesa fue canonizada y la conocerán por personificar el «Sagrado corazón de Jesús». Se supone que tuvo revelaciones de Jesucristo en el que él le había mostrado y dejado que tocase su corazón. Esta señora rechazó una oferta matrimonial antes de hacerse monja, y su vida fue muy «sufrida» (entendámoslo, también, como también lo entienden los católicos en el sentido de «sufrió por todos nosotros»). Decían que su virtud era la «pasividad» y, además, curiosamente, padeció de una enfermedad que la paralizó literalmente. Además, la visión que tuvo del corazón de Jesucristo se vincula directamente con Eveline y Frank, a quien esta ve «abierto de corazón».
Análisis
Eveline es, hasta ahora, uno de los cuentos que más me fascina de Dublineses. Refleja perfectamente las ideas de Joyce sobre Dublín. Los actos de Eveline en el puerto son muy simbólicos de lo que significa su decisión: el rezo y aferrarse a la verja son actos simbólicos de tradición, parálisis e inmovilidad: literalmente aferrarse a la vida en Dublín. No sabemos qué fue realmente lo que hace a Eveline decidir quedarse. Puede que la promesa a su madre moribunda (que, de cualquier modo, representaría la permanencia de la tradición por sobre el cambio), o bien, la tendencia humana a resistirse al cambio, que para Joyce (y para mí, por lo demás) es finalmente muy dañino en muchos sentidos. La incertidumbre del futuro como inmovilizador social e Irlanda como un país en donde la gente está atrapada en su propia vida. Nuevamente, hay un tópico sobre alguien que vive en una burbuja y tiene la posibilidad de ver el mundo. En este caso, sin embargo, lo rechaza. Es de notar que es el primer cuento de adolescencia propiamente tal en Dublineses, así como el primer narrador impersonal.