Cultura, sinónimo de paz

En el Día de la Cultura Nacional, fecha instituida en el gobierno de Guillermo Rodriguez Lara, en conmemoración de la creación de la Casa de la Cultura el 9 de agosto de 1944, bien amerita reflexionar acerca del significado de la cultura para la paz, un bien que hemos visto perder en el Ecuador en los últimos años.

Conforme constata la UNESCO, cultura es todo lo que constituye nuestro ser y configura nuestra identidad. Hacer de la cultura un elemento central de las políticas de desarrollo es el único medio de garantizar que éste se centre en el ser humano y sea inclusivo y equitativo como medio de convivencia pacífica.

La cultura es sinónimo de paz, sin ella es difícil convivir en armonía, mientras que la paz es condición para la convivencia cultural con inclusión y en democracia. La función de la cultura es garantizar la supervivencia y facilitar la adaptación de los sujetos en un entorno de paz.  

En la cultura no solo radica el germen de la paz, sino que ésta puede llegar a constituir la cultura de la paz que promueve valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos. Tratan de solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas y las naciones, teniendo en cuenta un punto muy importante que son los derechos, respetándolos.

Esta didáctica, sin duda, se aprende desde la escuela. Formar para la paz en las escuelas no es una tarea fácil, ya que se requiere enfrentar retos para hacer cambios en el entorno social; principalmente hacer cambios en los pensamientos que propicien la participación de los estudiantes y de las comunidades, en la familia, en el sistema educativo, en el área laboral. Estos cambios deben responder para brindar oportunidades sociales; en ese sentido se dice que se construye una cultura de la paz.

Mantener la paz es prevenir el quebrantamiento de la justicia, ya que los derechos humanos conducen al respeto de la dignidad de todas las personas. Condición sine qua non para que ello ocurra, es la voluntad política. En Ecuador nos ha faltado esa voluntad y esa visión desde las autoridades. Visión para crear las condiciones sociales que minimicen las causas de la delincuencia y la violencia delictiva: el desempleo, la falta de oportunidades, la escasa oferta educativa, entre otras. Y carencia de voluntad para ensayar otras alternativas que no sean responder a la violencia con más violencia, armar a la población o pertrechar hasta los dientes de armas a los organismos represivos. Es el cambio que se requiere desde la cultura como sinónimo de paz.    

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