- Clickultura
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1) Si eres muy niño y todavía no sabes leer bien, trata de que estas notas te las lea alguien a quien quieres mucho.
2) Si esa persona se acostumbra a leerte en voz alta ─cuentos o poemas infantiles─, obtendrás más que un abuelo, abuela, tía o tío, incluso vecino, obtendrás un amigo especial, un compañero de aventuras, de la aventura de leer. Leer es un acto de cariño.
3) Durante miles de años los libros se leyeron en voz alta. No había la lectura silenciosa de hoy. Esa bella costumbre ha retornado con los audio libros que circulan en Internet. Búscalos o pide ayuda para que los escuches.
4) Trata de hacer tu propia biblioteca. Puede ser en un rincón de tu cuarto con los libros físicos; o en un rincón de tu computadora o tablet, con los e-books (o libros electrónicos) que se leen en una pantalla.
5) Debes ponerte a pensar que un libro no solo es un objeto real y físico de papel y tapas de cartulina; o virtual como un e-book. O sonoro como un audio libro. Es mucho más. Es la conversación profunda que mantienes con el autor, aunque viva muy lejos o haya vivido en otro siglo.
6) Si ya sabes escribir, no le temas a tu libro: subráyalo, haz comentarios en los márgenes. Es bueno que, en las guardas (así se llaman las páginas blancas, iniciales o finales de tu ejemplar), escribas un resumen de lo que leíste. Qué te gustó. Qué no te gustó. Así ese libro será tuyo para siempre.
7) Si tienes buenos profesores, no te obligarán a leer libros que no te gusten. Un libro vale más, si te gusta. Si le habla a tu corazón.
8) Si no te agrada un libro famoso, déjalo. Quizá luego podrás descubrir, por tus propios medios, su valor. Lee lo que te gusta. No sólo en libros sino en revistas. Que la lectura te sirva para saber lo que no sabes, lo que te intriga, lo que es extraño, misterioso, oculto, prohibido quizá.
9) Existen millones de libros para todas las edades y caracteres. De aventura, de amor, de historia, de ciencia. Pero, de la vida, se ocupa la literatura. Pregunta (a una persona culta o, en redes sociales, si ya las usas) por los títulos de los libros de cuentos, novelas o poemas que te pueden interesar.
10) Hay libros malos y buenos. Pero no hay temas malos ni buenos. No les creas a quienes te prohíben lecturas. Casi todos los grandes libros han sido prohibidos alguna vez. Entre ellos: la Biblia, Las mil y una noches y Alicia en el país de las maravillas.
11) Tienes que aprender a leer (y a escribir) como aprendiste a hablar. Para comunicarte. Para saber. Para no estar solo, aburrido o triste. Para disfrutar lo que la vida te pone ante los ojos. Para explorar el mundo, el universo. Para descubrir otro placer distinto de los que te dan la tele, la radio, los juegos electrónicos, o los chats.
12) Te hablo de otro placer muy diferente que aprovecha tu imaginación al máximo, como un viaje mágico que te hipnotiza, que te embruja, que te lleva a otra dimensión en la que, por fuerza, tienes que crear, es decir, recrear lo que el autor te cuenta.
13) Es otro placer que es muy distinto del que te da la tele o el cine. Porque cuando lees una página, tú impones tu ritmo. Ajustas tu velocidad de comprensión al ritmo de tu lectura. En cada persona esa velocidad es distinta. Si no entiendes algo, o algo se te pasó, no importa. Detienes tu lectura y vuelves sobre las páginas, o las dejas para más tarde.
14) Si en una película, los actores, a veces famosos, con caras muy conocidas, interpretan personajes, en el cuento o la novela que lees ─gracias a la gran pantalla de tu imaginación─, los inventarás como quieras. Los recrearás sin darte cuenta. Serás libre de hacerlo. Porque la lectura de un libro es un acto de libertad. Transforma tu soledad en libertad.
15) Si lees un libro ya no estás solo. Tienes la compañía del autor. Y luego tendrás la alegría de recomendarlo o comentarlo con otros amigos. Leer te transforma. Serás otro para los otros.