Inti Raymi

El Inti Raymi es una fiesta ancestral que luego de siglos de prohibición no ha dejado de
celebrarse y ha sido reivindicada desde hace algunas décadas en varias comunidades
andinas (en Perú desde 1944) para rendir homenaje al Sol, quien, con su aparente
movimiento, rige las cosechas. Originalmente fue una ceremonia de purificación
espiritual de la cultura quitu-cara mediante el baño ritual para recibir la renovación solar
(el solsticio de verano, 21 de junio). Este orgen es coincidente con la pleitesía al dios
Inti (Sol) del Imperio Inca, cuyo calendario marcaba el año nuevo.

Durante el tiempo del Imperio Inca, el Inti Raymi era una de las más importantes
fiestas. Duraba nueve días e involucraba bailes, procesiones y sacrificios de animales
como una forma de agradecer a los dioses y garantizar una buena temporada de cosecha.
Los colonizadores y sacerdotes españoles, al llegar a Sudamérica, prohibieron la
ceremonia junto con muchas otras prácticas religiosas acusadas de idolatrías.

Las actividades principales que tienen lugar durante el Inti Raymi ecuatoriano son espirituales e implican la purificación en ríos y cascadas, así como diversas formas de expresión cultural, como danzas, zapateos a la Pachamama, uso de vestimentas ceremoniales (Pujilí), disfraces y el disfrute de la gastronomía tradicional.

Muchas de las festividades que rodean al Inti Raymi coinciden con el santoral católico de San Pedro y San Pablo. En ciudades como Cayambe, Otavalo o Cotacachi, los mestizos e indígenas participan individualmente del santoral litúrgico con misas y novenas por San Pedro y San Pablo, pero las comunidades acuden colectivamente al baño de purificación en las aguas heladas de ríos, vertientes o cascadas; a la mañana llegan alegres, con sus ojotas, sombreros  y zamarros, a tomarse la plaza al compás del zapateo que despierta la fertilidad de la tierra fecundada por el sol. Las comunidades entran por cada esquina y, muchas veces, estimuladas por el alcohol que ahora se comparte  en  vez  de la chicha de jora, afrontan la pelea por ganarse un mismo espacio, con golpes y hasta con boleadoras (piedras amarradas a bufandas o rumihuascas), como si las magulladuras y la sangre fueran parte de la ofrenda. En los últimos tiempos, en Cotacachi la toma de la plaza se repite a la semana, pero esta vez con el desfile solo de las warmis (mujeres) en sus mejores galas.

Si bien la mayoría de las expresiones del Inti Raymi son coloridas, ruidosas y divertidas, hay un lugar en las tierras altas donde la celebración adquiere un tono más solemne. Esta ceremonia más seria se lleva a cabo en un complejo arqueológico conocido como las pirámides de Cochasquí. Cubiertas por montículos de tierra, estas pirámides están a pocos metros de la línea ecuatorial, y se cree que son una prueba de que los habitantes indígenas históricos de la zona pudieron calcular la ubicación de la “mitad del mundo” sin el uso de modernas herramientas científicas. El Inti Raymi sirve como una celebración de los cambios de estaciones y un recordatorio de la amplitud y profundidad de las antiguas raíces de las sociedades indígenas que habitan el Ecuador hasta nuestros días.

En Ecuador muchas provincias celebra a su modo las fiestas de cosecha, pero todas son de alegría, regocijo agrícola y homenaje al Inti que fecunda a la Pachamama. Además de ser un festival de la cosecha, la celebración del Inti Raymi permite a sus celebrantes ponerse en contacto con una tradición  indígena que fue suprimida durante siglos y brinda a los ecuatorianos un momento de unidad y orgullo de su herencia cultural.

En la actualidad, muchos mestizos urbanos, principalmente jóvenes, se reunen con motivo del Inti-raymi, para expresar su solidadrdad con las luchas de los pueblos indígenas y la Conaie.

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