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¿Qué será de ti en este infierno de silencio?
Quisiste escapar del destino, salvar al hijo recién nacido…
Y lo amaste con el cuerpo, con la boca, con el sexo.
Con pasión desatada,
como vendaval y naufragio.
Con complacencia última a tu vanidad de mujer:
fuiste amada por su elástica juventud,
sin saberlo, sin sospecharlo.
No pudiste dejarlo apartado de tus pechos.
Desliza la cuerda por tu cuello de cisne.
Tu crimen perdurará por la eternidad.