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Los problemas de salud mental son la primera causa de problemas de salud en adolescentes y jóvenes en Francia y en todo el mundo, según los sistemas de vigilancia de la salud de la población.
Se está produciendo un cambio de paradigma en cuanto al lugar que ocupa la salud mental y la forma de organizar los sistemas que permiten su conservación, pero también su restauración. Estos problemas representan la mitad de los motivos de absentismo escolar, disfunciones psicosociales y pérdida de años con calidad de vida, motivos que se encuentran muy por delante de accidentes, enfermedades infecciosas y consumo de drogas.
Por tanto, estos problemas constituyen una carga importante desde el punto de vista social y económico. Asimismo se ha comprobado que, para al menos la mitad de los problemas mentales más graves, las primeras manifestaciones y trastornos aparecen antes de los 14 años (OMS, 2013).
A la luz de descubrimientos recientes es posible afirmar que una intervención adecuada y a tiempo, puede reducir el impacto de los trastornos y mejorar el pronóstico tanto desde el punto de vista médico-psicológico como desde el funcional y social. Como profesional de la salud mental, puedo ver en mi práctica lo importante que es esta dimensión de la salud, así como su conservación y recuperación.
Observamos que todos los problemas que afectan a la salud mental tienen una gran influencia en la vida de la persona que será perceptible en el plano físico, psicológico pero sobre todo social. Un problema o trastorno psicológico y su aparición, pondrán de manifiesto la diversidad de factores y dimensiones en las que se basa esta parte de la salud general.
Por otro lado, es bien sabido en medicina que estos trastornos tienen una expresión variable y polimórfica entre un sujeto y otro. La importancia y realidad del alcance de la incidencia de los trastornos mentales, se ha reconocido más en un contexto sanitario especialmente excepcional y grave. La pandemia de COVID-19 ha afectado a todos los estratos sociales del mundo.
© Alessio Lin
Más allá del impacto sanitario, y muy relevante desde el punto de vista infeccioso, esta situación ha tenido una importante repercusión en la salud mental de la población en general, especialmente en la de los jóvenes de Francia, Europa y el resto del mundo.
El impacto sobre la salud mental se explica en relación a la situación de carencia e interrupción de la interacción social asociada al confinamiento y a las medidas de distanciamiento social.
Si bien estas medidas eran necesarias e importantes para frenar la transmisión del virus, estas mismas medidas y la ansiedad generada por esta situación, han agravado los problemas de salud mental ya existentes. Para una gran parte de la población, especialmente los jóvenes, la situación vivida ha provocado la aparición de trastornos inexistentes hasta ahora.
Según informes y estudios realizados por diferentes organismos, al menos un 15% de los jóvenes manifiesta o experimenta un malestar o sufrimiento psicológico que dificulta , en mayor o menor medida, su desarrollo académico, social y familiar. Entre el 10% y el 15% habría tenido al menos un episodio depresivo, y entre el 7% y el 10% tendría o ha tenido pensamientos suicidas. Sólo alrededor de un 9% de chicas y un 5% de chicos adolescentes habrían solicitado o acudido al psicólogo por padecimiento.
Según estos mismos informes, los jóvenes estarían más preocupados por este malestar que los adultos. El suicidio sigue siendo la segunda causa de muerte entre los 12 y los 25 años, sin tener en cuenta las muertes accidentales y violentas relacionadas con la asunción de riesgos importantes o incluso con suicidios e intentos de suicidio disfrazados de accidentes.
Estas cifras, no hacen sino confirmar la necesidad y el interés de mejorar la detección de las señales de alerta en los estados de malestar más graves o de detectarlos lo antes posible para poner en marcha las intervenciones más idóneas.
La literatura muestra que los jóvenes tienen que recorrer en muchas ocasiones un largo camino antes de encontrar la ayuda y los cuidados oportunos según la naturaleza de su trastorno.
Este camino está plagado de dificultades como la desinserción, la exclusión, el aislamiento, la estigmatización, las morbilidades asociadas, las crisis suicidas, los problemas de conducta y el abuso de sustancias. Estas consecuencias son conocidas por los profesionales sanitarios, las familias y sobre todo por los propios pacientes.
TOMADO DE: https://elcafelatino.org/es/salud-mental-problema-jovenes/