Rodilla (por María Teresa Horta)

Pongo un beso

demorado

en lo alto de tu rodilla

Te desciendo la pierna

arrastrando

la saliva por medio

Donde la lengua

sigue el trillo

hasta donde va el beso

No hay nada

que engañe

de ti aquello que veo

En torno un mar

tan revuelto

en la cumbre y en la cima del tiempo

Y los pañuelos desaliñados

como si fuesen

de viento

Vuelvo entonces a tu

rodilla

entreabriéndote las piernas

Dejando la boca

hambrienta

seguir el deseo

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