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Este 7 de octubre se cumple la efeméride del fallecimiento de Edgar Allan Poe, (+1849) poeta, narrador y crítico estadounidense, uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos a quien se le atribuye haber revalorizado este género literario. La figura del autor de El Cuervo, como mórbido cultivador de la literatura de terror, persiste en la apreciación de su obra hasta la actualidad. Eximio cultivador del cuento, Poe inaugura además el relato policial y la ciencia ficción; pero, sobre todo, revalorizó y revitalizó el cuento tanto desde sus escritos teóricos como en su creación literaria, confirmando que su potencial expresivo no tiene que envidiar nada a la novela y otorgando al relato breve la dignidad y el prestigio que universalmente posee.
Su vida y obra
Sus biógrafos destacan que Edgar Allan Poe perdió a sus padres, actores de teatro itinerantes, cuando contaba apenas dos años de edad. El pequeño Edgar fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond. Las relaciones de Poe con su padre adoptivo fueron traumáticas; también la temprana muerte de su madre se convertiría en una de sus obsesiones recurrentes. De 1815 a 1820 vivió con John Allan y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación. A su regreso a Estados Unidos, Poe continuó sus estudios en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Dos años más tarde se alista en el ejército y publica su segundo libro de poemas Al Aaraaf, y obtiene por influencia de su padre adoptivo un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber. En 1832 aparece su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), y se afinca en Baltimore, allí contrae matrimonio con su prima Virginia Clemm, que tenía entonces catorce años. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, en el que aparecieron diversas narraciones y poemas suyos, y que bajo su dirección se convertiría en el más importante periódico del sur del país. Posteriormente, colabora en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se instala con su esposa en 1837.
Poe fue crítico literario incisivo y escandaloso, lo que le dio notoriedad y logró una decidida influencia literaria por sus apreciaciones acerca del cuento y la poesía. En 1840 publicó en Filadelfia Cuentos de lo grotesco y lo arabesco; y obtiene éxito con El escarabajo de oro (1843), relato acerca de un fabuloso tesoro enterrado, tan emblemático de su escritura como el poemario El cuervo y otros poemas (1845), que llevó a la cumbre su reputación literaria.
Su calidad narrativa como cuentista es posible que opaque en parte su aspecto teórico de la literatura del cual hizo gala en obras de relevancia indiscutible como Fundamento del verso (1843), La filosofía de la composición (1846) y El principio poético (1850), en las que expuso ideas innovadoras sobre los géneros literarios y el proceso de creación, distanciándose radicalmente del concepto romántico al cultivar una escritura reflexiva y consciente de las técnicas expresivas.
El autor estadounidense sostuvo que la poesía es la máxima expresión literaria, sin embargo, pese a la crítica recibida por sus poemarios, Poe es el precursor del simbolismo. No obstante, la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues “permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela”.
Sin duda, la vida y obra de Edgar Allan Poe está marcada por la intensidad de sus vivencias. Una larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas adicciones fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte, acaecida en 1849: fue hallado inconsciente en una calle de Baltimore y conducido a un hospital, donde falleció pocos días más tarde, aparentemente de un ataque cerebral.
Su último libro, El cuervo y otros poemas (1845), es la expresión de su pesimismo y de su anhelo de una belleza ajena a este mundo. No por azar, Poe acuñó una de las frases más significativas de la literatura universal: “Existen cuatro razones para la felicidad humana: la vida al aire libre, el desprendimiento de toda ambición material, el amor de una mujer…y descubrir una belleza nueva cada día”.