“EL ROBOT DEL BICENTENARIO”, DE LEONARDO WILD SE PRESENTÓ EN CASA ÉGÜEZ

Por Fernando Naranjo Espinoza

Estuvimos Iván Rodrigo, Santiago Páez, Fernando Naranjo y el autor Leonardo Wild en la presentación de su libro «El robot del bicentenario»

El auditorio de casa Égüez estaba lleno a las 11:30 horas del 25 de noviembre. Con Iván Égüez como anfitrión y Margarita Jara en los anuncios, comenzó Iván Rodrigo con un texto en el que, siguiendo al libro, destacaba como parte fundamental del argumento lo incierto de la vida futura, porque hoy las certezas parecen ya no tener aliento para prevalecer. En tales circunstancias vivimos desde ya una desfuturización sin esperanzas, una suerte de fatalismo en alza donde la criatura humana, de la manera más irresponsable e insensata, se ha encargado de romper amarras con valores obtenidos y acumulados durante su evolución biológica, como el altruismo recíproco que nos identificó siempre como especie.

Santiago Páez, con ese humor didáctico que le es tan propio, se dio una encantadora vuelta por un episodio de su juventud; nos contó la experiencia de un gran amigo suyo que desemboca aparatosa pero previsiblemente en el desamor, un desamor aceptado, y hasta socialmente alentado pero que, al final, modeló trágicamente su vida y su muerte; asunto que es válido e interesante para cualquier universo literario, y que se replica al asistir a la inédita evolución del protagonista de «Robot del bicentenario», que no es tan diestro para lidiar con sentimientos y pasiones, pero que tendrá que hacerlo muy a su gusto y a su pesar, mientras evoluciona hacia un tipo de ¿vida? donde la memoria es clave para el anhelo de vivir o resignarse a morir.

Como podrá entenderse, que los tres participantes de la presentación se dediquen, de un modo u otro, a la ciencia ficción permitió que los potenciales lectores de «El robot del bicentenario», en el auditorio de Casa Égüez, pudiesen participar de un enfoque particular por cada uno de sus puntos de vista de esta obra magnífica de Leonardo Wild.

Las preguntas del público fueron tan pertinentes que auguro una gran satisfacción por parte de este público cuando reconozca en las propuestas del género, tan genialmente dispensadas por Wild, muchas respuestas y hallazgos inéditos para la comprensión del mundo.

Estas preguntas tuvieron que ver con el tipo de ciencia ficción que practica Wild (más «hard» que «light»), con los orígenes argumentales del texto (un relato de Asimov, llevado al cine, por Chris Columbus), con la pertinencia de ciertas propuestas científicas reseñadas en el libro (Resonancia mórfica de Sheldrake), con la contingencia divina y/o religiosa dentro de la CF de

Wild. Las respuestas a esta pregunta merecieron muchas opiniones de parte de los presentadores por la proximidad de ciertas explicaciones metafísicas, a la más metafísica de las teorías científicas: la teoría cuántica.

Especial atención también recibió la evaluación por parte de los escritores de una eventual tasa de «retorno social/lector» dada la inversión creativa, no solo por parte de los escritores del género, sino de cualquier género literario. La respuesta fue que la CF carece, en nuestro medio, de una cantidad apreciable de lectores, igual que la poesía o la ficción contemporánea, a pesar de la formidable profusión de todos estos géneros.

Un asunto no se discutió… Recuerdo al respecto un artículo que hace unos treinta años escribiera Fernando Balseca sobre los escritos de ciencia ficción emergentes en nuestro país. Balseca reconocía admirado que estos textos contaban con personajes ecuatorianos. En la novela de Wild, que va del ±2030 hasta comienzos del siglo XXIII, y que acontece entre la Tierra, la Luna el sitio Lagrange L2, y la luna Calisto del sistema joviano, hay muchos nombres de origen hispano y, notoriamente, hay un personaje ambateño.

¿Y Averroes? Empecinado en que su libro sagrado reunía todas las ciencias y artes conocidos, era natural entender que aquello incluyera a la tragedia y la comedia, palabras cuyo significado ignoraba pero que aparecían en la obra de Aristóteles… También hay drama y humor en la novela de Wild, amén de todas las artes, simbologías, pasiones, sueños, pesadillas, certezas, incertidumbres, anhelos, renuncias, ideologías, naciones y ambiciones. Hallazgos propios de la CF de Wild

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