GESTORES CULTURALES OPINAN DEL AÑO CULTURAL 2923:
PABLO SALGADO JACOME

Pablo Salgado, escritor, radiodifusor. Dirige y conduce el programa La Noche boca arriba, en radio de la Casa de la Cultura.
¿Cómo has visto el año cultural 2023?
Es en este país empobrecido y violento en el cual los artistas y gestores desarrollaron su trabajo cultural. Y además debieron enfrentar un año complejo y difícil porque todos sabemos que los tiempos neoliberales no son buenos para la cultura. Para intentar un breve resumen de lo que ha sido la gestión cultural en este año que termina debemos partir de tres puntos claves que caracterizaron al gobierno del presidente Lasso: la continuidad en el desmantelamiento de la institucionalidad cultural, un constante recorte a los presupuestos de inversión en cultura y patrimonio, una profunda precarización de artistas y gestores culturales y un casi total incumplimiento a los mandatos de la Ley orgánica de cultura.
En este contexto, otros cinco hechos han marcado al sector cultural: la crisis económica generada por la implementación de un modelo neoliberal que generó un gran deterioro en la calidad de vida de los ecuatorianos; aumento del desempleo, la pobreza, la inseguridad y la migración; la pésima gestión de la Ministra de cultura, Ma. Elena Machuca; un sector privado ajeno a la cultura y las artes, y una ciudadanía que no termina de comprender los procesos culturales y de valorar a los artistas y trabajadores de la cultura. Y quizá otra característica del año que termina,es la pésima gestión de Ma. Elena Machuca al frente del Ministerio; totalmente ausente, eludiendo toda responsabilidad para solucionar los temas mas urgentes, y encerrada en una burbuja decorada con fotografías de lanzamientos, inauguraciones y viajes.
La mayor institución cultural del país, la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, no termina de despertarse. Hoy tenemos una Casa que intenta un cambio pero se encuentra con pírricos presupuestos. Hay voluntad de cambio pero no hay recursos.Los museos y centros culturales municipales de Quito generaron una intensa actividad a través de exposiciones diversas que no se vieron afectadas por el cambio de autoridades. Exposiciones que conjugaron a artistas audiovisuales con muestras sobre saberes y prácticas ancestrales y culturas urbanas. A propósito de editoriales, poco o nada ha cambiado el frágil panorama editorial en un país sin Plan lector y sin políticas para el fomento del libro y la lectura. Se renovó la Cámara Ecuatoriana del libro, con el retorno de Fabián Luzuriaga, quien ha ofrecido un plan de reactivación a través de ferias de libros, asesoría a sus socios e impulsar una nueva Ley del libro. Finalmente, el Municipio si realizó la Feria del libro de Quito, con mejor organización y producción en el Centro de convenciones del Bicentenario, junto a un encuentro de bibliotecas y de actores del ecosistema del libro. También es necesario mencionar a los Teatros y salas musicales que lograron consolidarse y mantener una programación constante. La Casa de la Música y el nuevo teatro San Gabriel, por ejemplo, lograron, por su capacidad de butacas y óptimas condiciones técnicas, ser una magnífica alternativa para propuestas musicales y de artes escénicas independientes. Escenarios que, por la gran respuesta del público, tienen ya estructurada la programación para el 2024, a día seguido, y, en buena hora, con la mayor parte de sus funciones con taquilla agotada.
¿Qué podemos esperar para el proximo año en el ámbito de la cultura?
El Ecuador vive una violencia nunca antes conocida que han sumido al Ecuador en la incertidumbre y el temor. Una descomposición social que ha generado los peores indicadores de su historia. Está tan descompuesto y roto el tejido social que ya no hay fuerzas para protestar y exigir respeto a los derechos culturales, sociales y laborales.Con el nuevo gobierno de Daniel Noboa, se ha iniciado un proceso de cambio de autoridades en las diversas instituciones oficiales de cultura. Anhelamos que ese cambio genere, al fin, una gestión eficiente que incluya presupuestos dignos y, sobre todo, un compromiso no solo para mejorar los servicios culturales sino para abrir las puertas y trabajar de la mano de los artistas y gestores.
Si hay una palabra que destacar en el año que concluye, esa es RESISTIR. Este ha sido el principal activo de artistas y gestores culturales. Así, resistiendo, han logrado tejer redes desde perspectivas colectivas y colaborativas. Así han nacido nuevas formas de relaciones productivas y creativas, con las que han logrado no solo mantener sus proyectos sino, sobre todo, sostener la vida.Que en el nuevo año termine la violencia, la precariedad y el desamparo.

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