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La celebración del Carnaval en Ecuador está arraigada en las tradiciones populares cuya manifestación es la fiesta que se celebra con agua, espuma de carnaval, talco o harina para pintarse la cara o cualquier tipo de pintura del tipo vegetal. El lugar más conocido de esta celebración es la ciudad de Guaranda, capital de la Provincia Bolívar. Durante la fiesta en esa ciudad, propios y extraños beben el típico licor de la zona, el «pájaro azul». La algarabía reina en medio de un desfile de carros alegóricos, identificando diversos temas y la mayoría de comparsas que bailan el tradicional himno carnavalero El carnaval de Guaranda.
En la ciudad de Ambato tiene lugar una celebración diferente. La llamada tierra de las frutas y de las flores celebra con comparsas culturales, durante un desfile de carros alegóricos, decorados con flores y frutas de la zona, con participación de delegaciones de otros países para desfilar en él.
En la costa de Ecuador tiene lugar, además de la celebración del agua, la fiesta con espuma y globos. Se suman celebraciones culturales de la zona como en Esmeraldas donde se realizan festivales internacionales de culturas afro americanas en lugares como La calle 8 y el Balneario las Palmas. Esta celebración tiene muy buena acogida por toda la población, tanto es así que en cada una de las ciudades se ofrecen hermosos y culturales espectáculos.
En la región austral del país, especialmente en las provincias de Azuay y Cañar, también se utiliza el agua y algunos otros elementos como la harina en una especie de “guerra festiva”, normalmente entre familiares y conocidos. Además, existen diversos espectáculos públicos y privados. El plato típico de esta festividad en Cuenca es el motepata.
Guayaquil, ciudad más grande y poblada del Ecuador, se realiza desde el 2008 el Carnaval de Guayaquil, gracias a la iniciativa de la Municipalidad de Guayaquil. Se ha promovido esta fiesta como un festival de cultura con actividades diversas que involucran a niños, jóvenes y adultos, que ha hecho que se constituya en un acontecimiento turístico y cultural de gran envergadura en la ciudad. En esta ocasión tienen lugar shows artísticos, desfiles con carros alegóricos, comparsas, entre otras muchas actividades que han hecho que la imagen de un carnaval de juegos con agua, tinta, harina y aceite, se vaya desvaneciendo, para convertirlo en un evento lleno de colorido y cargado de tradición, que durante 4 días inundará las calles de la ciudad con mucho ritmo y diversión. En Quito, la capital del Ecuador, el carnaval se vive siguiendo la tradición de jugar con agua, espuma de carnaval harina y demás. Sin embargo, muchos de los capitalinos aprovechan estas fechas para visitar otros lugares del país, especialmente la costa y la Amazonía.
Origen del Carnaval en Ecuador
Existe un registro del juego con agua expedido por el Congreso de 1868. Se sabe que en el siglo XVII los jesuitas exponían al Santísimo Sacramento en la iglesia de la Compañía, durante los tres días del Carnaval, “para evitar los juegos con agua, muy propios del demonio”. Se adoptaron fuertes medidas para impedir estos juegos, incluso un Obispo de la ciudad de Quito amenazó con la excomunión a todo aquel que jugara al Carnaval. Además, atribuía a este juego el motivo principal del terremoto de Píllaro en 1755. Pese a todas esas prohibiciones y amenazas, el juego de Carnaval se mantiene. Según testimonio de Patricio Sandoval, investigador del Instituto Iberoamericano de Patrimonio Natural y Cultural, las raíces del Carnaval ecuatoriano están vinculadas con la fiesta indígena de fin de año solar o Paucar Huatay, una de las cuatro más grandes del año. El Carnaval sería la culminación de un ciclo agrícola y la inauguración de otro ciclo. En las zonas andinas, se celebra en una fiesta comunitaria que robustece el sentido de la organización social. El Carnaval de los mestizos, en contraste con los rituales indígenas, termina con el inicio de la Cuaresma. En todo caso, la vigencia del ritual del Carnaval tiene un sentimiento popular, pero con diversas manifestaciones visibles en las zonas.
Tradicionalmente el Carnaval se relaciona con una fiesta vinculada a las labores agrícolas, al trabajo colectivo y a la relación del habitante rural con la tierra, expresada a través de la religiosidad existente en cada lugar que profesa devoción por el Niño Jesús. En esta ocasión se destaca el priostazgo popular y se enfatiza en cantos de coplas y el juego del polvo y agua. En definitiva, el Carnaval es una fiesta que une a los pueblos y sus habitantes y lo hace a través de tradiciones donde no puede faltar la comida, agua y las coplas.