NATALICIO DE FLANNERY O’CONNOR

Flannery O’Connor nació en Georgia, EEUU el 25 de marzo de 1925 y murió en agosto de 1962. Fue una escritora católica estadounidense del siglo XX; autora de dos novelas y 32 relatos, publicó también ensayos y reseñas. Su obra, considerada una de las más importantes de la literatura estadounidense del siglo XX, fue ampliamente estudiada en el contexto de la literatura del Sur de Estados Unidos; sus personajes y el ambiente que describe son sureños, y a la vez su obra trasciende el ámbito local para crear ficciones de alcance universal. Estudió secundaria en Peabody High School. Se graduó en Estudios Sociales en el Georgia State College for Women y en ese momento empezó a leer, pues hasta entonces no había oído hablar de Faulkner, Kafka o Joyce. En 1946 fue aceptada en el prestigioso Máster de Creación Literaria de la Universidad de Iowa allí presentó sus primeros cuentos como tesis de fin de máster.

En este tiempo había empezado a trabajar en Wise Blood, su primera novela que obtuvo en esa fase de elaboración previa el premio Rinehart. Consiguió entonces una beca para trabajar en la elaboración final de esta novela en la colonia de escritores de Yaddo. En 1951 se le diagnosticó lupus, la misma enfermedad por la que falleció su padre, y tuvo que regresar a Milledgeville, donde vivió hasta su muerte; cuando se recuperó algo —aunque siempre estuvo en situación más o menos delicada de salud- se trasladó a la granja Andalusia. Allí pudo continuar su afición a la cría de aves, especialmente pavos reales, pero también gansos, patos y cualquier ave exótica que pudiera conseguir. En esta vida aislada recibía visitas cada vez más numerosas de amigos y admiradores y su relación epistolar con muchos de ellos —recogida en el libro El hábito de ser— que le permitió una red de relaciones que compaginó con algunos viajes puntuales, sobre todo a universidades.  

Escribió dos novelas: Sangre sabia (Wise Blood, 1952) y Los violentos lo arrebatan (The Violent Bear It Away, 1960), así como 31 relatos breves, recogidos en dos libros: Un hombre bueno no es fácil de encontrar (A Good Man Is Hard To Find, 1955) y Todo lo que asciende tiene que converger (Everything That Rises Must Converge, póstumo 1965). Sus ensayos y conferencias publicados son de gran profundidad y agudeza. También dejó gran número de entrevistas y comentarios reveladores.   

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