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Octavio Irineo Paz Lozano nació el 31 de marzo de 1914 en Ciudad de México, y murió el 19 de abril de 1998. Fue un poeta, ensayista y diplomático mexicano, conocido por ganar el Premio Nobel de Literatura en 1990 y el Premio Cervantes en 1981. Se le considera uno de los más influyentes autores del siglo XX y uno de los más grandes poetas de todos los tiempos.
Octavio Paz nació durante la Revolución mexicana. En ese tiempo lo cuidaron su madre Josefina Lozano, su tía Amalia Paz Solórzano y su abuelo paterno. Su padre, Octavio Paz Solórzano (1883-1935), trabajó como escribano y abogado para Emiliano Zapata; estuvo involucrado en la reforma agraria que siguió a la Revolución, fue diputado y colaboró activamente en el movimiento vasconcelista.
Su educación se inició en los EE. UU, en donde su padre Paz Solórzano, llegó en octubre de 1916 como representante de Zapata. Octavio Paz se adhirió al anarquismo sostenido por José Bosch, un joven catalán a quien conocería entonces y que lo introduciría al “pensamiento libertario”. Asumiendo esta elección, y siendo consecuente con ella, es como a los quince años Octavio Paz se convierte en activista y se inicia en la lectura de intelectuales de izquierda.
Deslumbrado por la lectura de T.S. Eliot, como El páramo publicado en la revista Contemporáneos en 1930, mantiene un prioritario interés en la poesía, y atendía desde la prosa un panorama inevitable: «Literalmente, esta práctica dual fue para mí un juego de reflejos entre poesía y prosa».
Preocupado por confirmarse la existencia de vínculos entre la moral y la poesía, escribió en 1931, a los dieciséis años, el que sería su primer artículo publicado, Ética del artista, donde, antes de plantearse la pregunta sobre el deber del artista entre lo que denomina arte de tesis o arte puro.
Octavio Paz fundó unos Cuadernos del Valle de México que solo lograrían aparecer por dos números, pero que sirvió para publicar algunos poemas. En 1933, Octavio Paz publicó el poemario Luna Silvestre, editado por Miguel N. Lira, que revelaba ya cierta asimilación de temas románticos. Los poemas de Luna Silvestre tocan aspectos del espíritu romántico vigentes aún en la poesía moderna: el desprendimiento de la realidad puramente sensible, el misterio de la poesía y la verdad del sueño. Los siete poemas de Luna silvestre no tendrían cabida en la revisión que Paz hiciera posteriormente de su obra, pero revelan a pesar de ello un rigor en la palabra mecida en la sensualidad de sí misma, seducida por la presencia inasible de la mujer, de la naturaleza.
A fines de 1936, Octavio Paz escribiría la primera versión del libro de poemas Raíz del Hombre, que fue publicada en enero del siguiente año. El libro fue saludado por dos reseñas: una crítica y aguda, de Jorge Cuesta, la otra, despiadada e intranquila, de Bernardo Ortiz de Montellano; ambas, publicadas en el número dos de la revista Letras de México, reflejan la visión de un grupo forjado en los ataques y la incomprensión. Raíz del Hombre, en gran medida, despejará el silencio que entornará a Luna silvestre y ¡No pasarán!, que será también el poemario que lo dará a conocer frente a Pablo Neruda y que le permitirá en 1937 ser invitado al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en España. Al evento, mecido entre una tímida distancia crítica y una coronación del dogmatismo, asistiría más de un centenar de escritores. El viaje de Octavio Paz a España estaba antecedido por una admiración a los poetas de la generación del 27, conocidos en México sobre todo por la Antología poética en honor a Góngora con motivo de la celebración y recuperación del poeta barroco a trescientos años de su muerte. Junto con Carlos Pellicer, Octavio Paz llegó a París el 1 de julio de 1937. Ahí conoció a Neruda y a Vallejo, de París fueron a Barcelona y de ahí a Valencia.
Después de la muerte de su padre, se trasladó a España para combatir en el bando republicano en la guerra civil, y participó en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Al regresar a México fue uno de los fundadores de Taller (1938) y El Hijo Pródigo.
En 1943 recibió la Beca Guggenheim e inició sus estudios en la Universidad de California. Dos años después comenzó a servir como diplomático mexicano, y fue destinado a Francia donde permaneció hasta 1951 y donde conoció a los surrealistas, que le influyeron, y colaboró en la revista Esprit. Durante esa estancia, en 1950, publicó El laberinto de la soledad, un innovador ensayo sobre los pensamientos y la identidad mexicanos. En 1954, Paz tuvo una participación muy estrecha en la fundación de la Revista Mexicana de Literatura, influenciada políticamente con la idea de la llamada “tercera vía”, que significaba ni con la izquierda, ni con la derecha. En 1955 contribuyó en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En 1956, participó en Poesía en voz alta.
En 1959 regresó a París y tres años más tarde fue designado embajador en la India. En 1964 conocería a la francesa Marie-José Tramini, que se convertiría en su última esposa.
A diferencia de otros escritores e intelectuales mexicanos, Paz no tardó en retirarle su apoyo al presidente Echeverría, una vez que este demostró su escasa voluntad de aclarar las matanzas de Tlatelolco, en 1968. En México, antes había sido visto con sospecha y recelo; desde entonces, la desconfianza empezó a transformarse en enemistad más y más abierta e intensa. El 19 de abril de 1998 Octavio Paz a sus 84 años de edad, murió en la Casa de Alvarado, ubicada en la calle Francisco Sosa del barrio de Santa Catarina, ciudad de México.