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El 29 de abril de 1863 nace Konstantinos Kavafis y muere en 1933, poeta griego, uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega en el siglo XX. Kavafis fue el último de los ocho hijos de una familia griega originaria de Constantinopla que había emigrado a Alejandría para el desarrollo de un negocio dedicado a la exportación de algodón egipcio y a la importación de paño inglés. Los éxitos comerciales del padre permitieron a la familia disfrutar de una vida burguesa entre las élites extranjeras alejandrinas.
Tras el regreso definitivo a Alejandría, (ciudad que, a excepción de tres salidas cortas, ya nunca abandonaría hasta su muerte, Konstantinos comenzó a trabajar como funcionario de la Tercera Sección de Riegos del Ministerio de Obras Públicas egipcio. Por deseo propio, nunca llegó a publicar un libro con sus poemas. Únicamente, por iniciativa personal, mandó imprimir dos libretos con algunos de sus poemas. Uno, en 1904, conteniendo 12 poemas, y un segundo, en 1910, en el que ampliaba el número a 27. Él mismo se encargaba de distribuir dichos libretos sólo a quien consideraba que podía entender su obra. Asimismo, de vez en cuando imprimía hojas sueltas con alguno de sus poemas, que luego distribuía discrecionalmente a quien pensaba que era digno de leerlos. Aun así, su nombre terminaría por darse a conocer, inicialmente en el ámbito de la cultura griega y más tarde, gracias a la difusión de su obra en Gran Bretaña.
Como uno de los poetas más famosos de la Grecia moderna, «es también uno de los más grandes, el más sutil, en cualquier caso, el más nuevo quizás, el más nutrido hasta ahora por la sustancia inagotable del pasado». Kavafis sólo permitió que circularan unos pocos poemas raros durante su vida, insertados aquí y allá en revistas; su gloria, que llegó poco a poco, se alimentaba de hojas sueltas distribuidas con moderación entre amigos o discípulos. Su poesía que sorprende a primera vista por su desapego, su casi impersonalidad, permaneció así, en cierto modo, secreta hasta el final, susceptible en todas sus partes de enriquecimiento y retoques, y beneficiaria de la experiencia del poeta hasta su muerte. Y sólo hacia el final expresó más o menos abiertamente sus obsesiones personales, las emociones y recuerdos que a lo largo del tiempo, pero de manera más vaga y velada, habían inspirado y sostenido su obra.
Obra
La obra de Kavafis, desde unos inicios, es madura, exigente, habitada por una refinada cultura grecolatina y una subyacente ironía. Obra corregida sin cesar hasta la perfección (algunos poemas fueron elaborados por espacio de diez años), consta de ciento cincuenta y cuatro poemas que consideró acabados y forman la edición canónica, más cierto grupo de otras composiciones que a su juicio no habían encontrado todavía su forma definitiva. Interesado por la historia, Cavafis compuso con frecuencia poemas no sobre grandes momentos históricos, sino sobre las decadencias después de los mismos, como el famoso Esperando a los bárbaros, El dios abandona a Antonio o Ítaca, algunas de cuyas frases han pasado a ser proverbiales. También son muy leídos hoy sus poemas homoeróticos, que cantan las excelencias sensuales del amor furtivo, como «Recuerda, cuerpo…».
Los mejores poemas de Cavafis concentran la experiencia humana de una forma intemporal y por ello ha influido notablemente a autores de la poesía de la experiencia como Jaime Gil de Biedma. Su obra no apareció publicada en griego hasta 1935 (edición que contenía los 154 poemas canónicos del autor, es decir, aquellos que él personalmente había decidido que se publicasen); aunque decenas de estos y algunos otros que decidió finalmente rechazar habían aparecido ya en diversas revistas de literatura tanto egipcias como griegas. Esos mismos poemas se publican traducidos por primera vez en inglés en 1951. También hay que mencionar una novela corta fantástica, A la luz del día, traducida al español recientemente en 2007.