Silvia Vera y su Corazón en bandolera

Es el título de una canción de Salvatore Adamo, de los años sesenta, y la novela homónima de Silvia Vera Viteri, Corazón en Bandolera, tiene la extraña virtud de sugerirnos poner el corazón en ese estado. El corazón en bandolera o simplemente bandera, algo así como la afectividad o amor puestos en una posición neutra frente al viento, indiferente a las circunstancias, como única posibilidad de paz y felicidad.

Sugestivo texto de similitudes analógicas y metáforas encontradas, mas no rebuscadas. Toda tentativa poética que antecede al discurso denotativo, tiene un logro entre líneas en este libro de Silvia dedicado “Para Pedro Jorge y Eugenia, mis padres, quienes no llegaron a conocerlo.  No escapamos a la tentación de suponer qué habrían dicho del libro de haber llegado a conocerlo. Escribir a la sombra de ese peso familiar, de por sí constituye un acto de valentía. No ha de ser poca cosa ponerse a escribir un libro con esos apellidos y semejantes padres.       

Pedro Jorge Vera, novelista de elevada estirpe literaria, y Eugenia Viteri, lúcida antologadora del cuento ecuatoriano, ¿se habrían sorprendido? Vamos a suponer que no les habría causado sorpresa que su hija, acaso en forma tardía, se convierta en escritora.

La novedad no es que Silvia escriba, lo singular es que lo haga en una edad madura como habiendo dejado fermentar, como el buen vino, estacionado su talento que supo destilar de su formación académica y vivencias singulares. El resultado: naturales sentencias fruto de la observación vital, sin ánimo moralizante, escritas con estilo lacónico, certero, que van al encuentro de acciones descritas no sin el intento de poetizar la realidad descrita en la trama. Al fin de cuentas, escribir es describir, creando nuevas realidades, en este caso, en afán de hacer literatura sin excesos ni obviedades. Lo cual ubica a Silvia Vera Viteri como una novelista a puertas de convertirse de narradora promisoria en resuelta escritora; condición que intuimos, sus padres no le habrían negado jamás.

Un subtítulo sugestivo, Historia del silencio roto, el libro en esa sugestión rompe el silencio de la protagonista, avanzada buena parte de la historia. Y el secreto queda en evidencia como una confesión sin arrepentimientos. Estoy en otra relación, es donde quiero estar, dice Tamara a su esposo: “Mi amor por Muriel es intenso, dulce, profundo. Soy libre por eso la amo.”  

Compartimos con nuestro criterio la lúcida presentación de Lucrecia Maldonado, para quien el valor formal y de contenido del libro, es como oro en polvo en esta novela que “aborda un tema que todavía no ha sido tratado a profundidad ni con frecuencia dentro de la literatura ecuatoriana, como son las relaciones amorosas entre mujeres y las consecuencias que esta situación y esta condición pueden acarrear en sociedades conservadoras y atravesadas de moralina como aún son las nuestras”

En ese tratamiento literario coincidimos con Lucrecia en que Silvia consigue con certeza develar  “los anhelos y la configuración social y psicológica de los personajes”, y a través del hilo conductor de una situación personal o íntima, muestra también el retrato de una sociedad aparentemente liberal y de mente abierta, pero que en el momento concreto de confrontar una ruptura de esquemas o una diversidad del tipo que sea pretende imponer su censura a través de leguleyadas y de actitudes que con frecuencia desdicen de un discurso abierto y conciliador.

Comprometida en una descripción psicológica de los personajes, la novela resulta un lúcido alegato que ayuda al lector a contextualizar los diversos porqués de sus actitudes y de

sus acciones. Los protagonistas y antagonistas son vistos de cuerpo entero en sus historias, acciones y diálogos bien construidos por la autora, no sin giros poéticos y coloquiales que nos conducen por la usanza oral cotidiana del habla ecuatoriana. 

La novela de Silvia nos sitúa, cara a cara, con una mujer que enfrenta la vida con el corazón en bandolera, buscando asumir y explicar las desolaciones que acechan la existencia humana. Silvia Vera Viteri se inaugura en el mundo literario con una novela para identificarse e identificar la vida de tantas mujeres, como Tamara, vacías de justicia humana.

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