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Escribiendo muchas veces desde la marginalidad, las narradoras del siglo XXI en Perú han creado obras sobresalientes desde la memoria histórica, la autoficción y el género fantástico.
Por Mónica CárdenasyYolanda Westphalen
A pesar del limitado acceso de la mujer a una educación igualitaria y de un campo literario que se construye bajo una lógica patriarcal, las mujeres en Perú han seguido, como diría Blanca Varela “trillando lo invisible”, escribiendo no solamente desde la marginalidad sino muchas veces a pesar del olvido.
Tal es el caso de quienes empezaron a escribir hacia finales del siglo XX y que han seguido haciéndolo en el XXI. Las mencionamos porque sus ficciones, ensayos y testimonios han formado a las jóvenes generaciones de escritoras; nos referimos a Pilar Dughi (Todos los cuentos, 2017)1, que inicia la vertiente de lo insólito gracias a la atmósfera de violencia y misterio que recorre sus cuentos; Mariella Sala (Desde el exilio, 2019), narradora feminista cuyos cuentos inspiran a las siguientes generaciones con una suerte de barrido de cámara que nos permite múltiples vistazos sobre la condición de exilio, marginación y confinamiento a la que es sometida la mujer; Carmen Ollé (Destino: vagabunda, 2023) y Patricia de Souza (Vergüenza, 2014; Eva no tiene paraíso, 2011) que anticipan la autoficción con la exploración literaria de experiencias personales y la ficcionalización de un yo en formación. Finalmente, Rocío Silva Santisteban (El Quemadero, 2023), que además de lo exploración de lo íntimo y personal, se interesa por dar voz a mujeres víctimas del conflicto armado interno y de los conflictos medioambientales presentes en el Perú andino y amazónico.
La literatura en Perú participa significativamente en la construcción de una memoria histórica a través de la representación del conflicto armado (1980-2000). Entre las narradoras que se interesan por explorar este periodo podemos citar a Claudia Salazar, reconocida académica radicada en Estados Unidos, que publica La sangre de la aurora (2013), una de las novelas más estudiadas internacionalmente para comprender el conflicto en clave femenina y que mereció el Premio Las Américas de novela en 2014. También a Karina Pacheco, Premio Nacional de Literatura 2022 por El año del viento (2021). La internacionalización de Pacheco ha sido progresiva desde su primera novela La voluntad del molle (2006), que indaga en las heridas que ha dejado el conflicto en la clase media cuzqueña, pero también en sectores marginales y excluidos de la sierra sur peruana.
En El año del viento, la protagonista busca una verdad familiar y a través de esta exploración descubre una secuencia de abusos, violaciones y crímenes contra mujeres marginalizadas y estigmatizadas, tanto por su origen étnico y de clase como por su compromiso social e ideológico. Además, esta novela tiene la virtud de poner en paralelo dos periodos críticos en la reciente historia peruana: uno que se corresponde con el conflicto (finales del siglo XX), y otro, con el de la pandemia de covid-19, la cual puso en evidencia la fragilidad del Estado para proteger a las mayorías.
Dentro de la misma temática, Fabiola Pinel, radicada en Francia, publica en 2022 su primera novela, Danza entre cenizas, en la que narra el conflicto desde la perspectiva de una adolescente de un espacio urbano marginal limeño. La novela echa luces sobre un aspecto inexplorado con anterioridad: la red social y el trabajo político construidos por Sendero Luminoso en las zonas marginales de Lima y el compromiso que asumen las jóvenes con esta organización. La novela pone en evidencia, además, las dificultades para reintegrarse a la sociedad debido a la precariedad familiar y a la corrupción de las instituciones estatales, como los centros de detenciones y el centro de reclusión para menores de edad. En contrapartida, y al igual que en las novelas de Claudia Salazar y Karina Pacheco, lo que salva a las protagonistas es el trabajo de las redes femeninas que les permiten, a través de la complicidad y la palabra, construir una memoria personal que va tejiendo los hilos de la memoria histórica.
El Premio Nacional de Literatura 2022 reconoció también a Gabriela Wiener por Huaco retrato (2021), recientemente traducida al francés. Wiener, una de las escritoras más interesantes y renovadoras del siglo XXI, ha publicado también Sexografías (2007), Nueve lunas (2008), Llamada perdida (2014) y Dicen de mí (2017), textos híbridos entre ensayo y relato con visos autoficcionales, en los cuales cuestiona desde una perspectiva interseccional la visión patriarcal y colonial del sexo, la maternidad, el racismo y el saqueo colonial. En Huaco retrato, la autora narradora nos hace acompañarla a una exposición arqueológica de objetos prehispánicos saqueados a finales del siglo XIX, en el marco de una misión científica del explorador Charles Wiener, su antepasado. Este viaje de exploración se inicia desde la mirada especular de identificación con el huaco retrato (cerámica que representa un rostro humano) de la exposición, para ir configurando un lugar de enunciación, la huaca, e ir develando en la experiencia del mestizaje familiar que lo personal es histórico y político. Deconstruye así la identidad eurocéntrica asociada a su apellido Wiener, falsa identidad producto de una relación fugaz, en la que el padre no juega ningún rol pero da el nombre. Con un lenguaje irónico, analítico y crítico da cuenta de la historia familiar y social de linajes y bastardías para hacernos conscientes de la naturaleza de nuestras modernidades con matriz indígena y asumirlas desde la perspectiva del huaco retrato.
El neogótico o narrativa negra es otra vertiente importante en la literatura actual. En este registro, Jennifer Thorndike ha publicado las novelas [Ella] (2012) y Esa muerte existe (2016) en las cuales encontramos escenas familiares límite, mundos fríos, heterotopías de la crueldad que nos muestran el lado más violento del neoliberalismo y la desintegración de las clases medias. También desde la narrativa breve se representan universos familiares opresores, sórdidos, problemáticos y violentos que tienen, en algunas ocasiones, elementos de misterio cercanos a la vertiente fantástica o a la llamada ficción especulativa. Nos detendremos en Yeniva Fernández, quien ha reiniciado un diálogo con la hasta ahora marginal literatura fantástica en la tradición narrativa peruana. Trampa para incautos (2009) y Siete paseos por la niebla (2015) nos hacen transitar indistintamente entre el umbral de lo real y lo fantástico, configurando atmósferas que nos enfrentan a la naturaleza ilusoria de la percepción y nos llevan a aceptar otras realidades y dimensiones que perturban y subvierten el orden establecido. Sus personajes –brujas, encarnaciones de gatos, asesinos seriales, personajes cotidianos– son ambiguos y complejos, víctimas de pesadillas y de temores del inconsciente que se debaten entre las supersticiones y creencias y la posible explicación racional de los hechos. En ambos volúmenes de relatos se configura un universo de dobles, en el que la imagen inmediata en el espejo se une a la proyección del recuerdo haciendo que coexistan y se fundan pasado y futuro; de este modo, y en medio de un verdadero caos onírico y especulativo, se reactualizan y cuestionan extirpaciones de idolatrías y estereotipos femeninos.
A pesar de la gran cantidad de narradoras presentes en el panorama literario peruano del siglo XXI, son pocas las que acceden a publicar en las editoriales internacionales como Planeta y Penguin Random House. En este contexto, es importante la labor que cumplen las editoriales independientes porque, a pesar de que su distribución se restringe al mercado interno, contribuyen a dinamizar y complejizar el circuito literario. Dejamos aquí algunos nombres: Animal de invierno, Alastor, Rocinante, Mesa Redonda, Estruendomudo, Pakarina, Cocodrilo, Hipatía, la editorial feminista Gafas Moradas y MYL.
Por último, resulta fundamental el rol de visibilización de la labor intelectual y creativa de mujeres que lleva a cabo desde el año 2021 el “Mapa de escritoras peruanas”, proyecto dirigido por la poeta Victoria Guerrero. Este mapa en construcción tiene por objetivo cartografiar el trabajo de escritoras peruanas residentes dentro y fuera del país, con un enfoque regional que evita el protagonismo de la capital Lima e incluye otras lenguas distintas al castellano. ~
- Hemos colocado entre paréntesis, en todos los casos en este párrafo, una reciente reedición o última publicación de sus obras. ↩︎
TOMADO DE: https://letraslibres.com/literatura/cardenas-westphalen-narradoras-peruanas-trillando-invisible/